Página 118 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El Ministerio Pastoral
Los ministros y miembros negligentes se desaniman mutua-
mente
—La negligencia de parte de los ministros ha desanimado a
los miembros, y la falta de interés, sacrificio propio, y aprecio por el
trabajo de parte de los miembros ha desanimado a los ministros.—
Testimonies for the Church 5:257
.
Desacuerdo
Cuando existe desacuerdo entre el pastor y los miembros,
debe hacerse algo inmediatamente
—El tema del ministerio cris-
tiano debe ser presentado bajo una nueva luz ante las mentes de los
miembros. Yo le ruego que estudie la Palabra de Dios sobre este
punto. Si usted piensa que un ministro está cometiendo errores, es
su deber ir a él en amor y mansedumbre y presentarle el asunto.
Puede ser que usted no tenga la idea correcta acerca de sus motivos
o de su trabajo, y por un malentendido se torne frío con él, cierre la
puerta de su corazón, y falle en recibir su mensaje o en apreciar su
trabajo. Cuando existe desacuerdo entre el ministro y los miembros,
decididamente algo anda mal, ya sea con él o con los miembros,
y algo debe hacerse inmediatamente para lograr una reforma en
quien sea que esté errando. No se le debe dejar preguntándose qué
significa tanta frialdad e indiferencia. No se le debe dejar buscar
en vano para saber por qué no puede alcanzar los corazones de la
gente con el mensaje que Dios le ha dado, y por qué la puerta de los
corazones ha estado cerrada; porque él puede darse cuenta que no se
le aprecia, y que no puede tener amistad con quienes se le ha enviado
a trabajar. ¿Ha dicho él alguna palabra, o hecho algo que lo ha herido
en alguna forma, y él no sabe que lo ha lastimado? Entonces vaya a
él, dígale sus faltas a solas, y permita que la frialdad y la amargura
de espíritu que se ha creado por un acto inconsciente de parte de él,
sea cambiado por uno de respeto y amor.—
The Review and Herald,
25 de julio de 1893
.
Sea bondadoso con aquellos que se le oponen
—Si el ministro,
cuando está frente a su congregación, ve una sonrisa de incredulidad
en el rostro de sus opositores, debe actuar como si no la viera.
Si alguien fuera tan descortés como para reírse y manifestar su
desprecio, no refleje el ministro el mismo espíritu ni en su voz ni
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