Página 120 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El Ministerio Pastoral
para hacer los cambios, no retrocederían. Algunos han pedido quedar
un año más en el mismo campo, y con frecuencia se les ha concedido
su petición. Han sostenido que tenían planes para hacer una obra
mayor que antes. Pero al fin del año, reinaba un estado de cosas peor
que antes. Si un predicador ha sido infiel en su obra, no es probable
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que remedie el asunto permaneciendo más tiempo. Las iglesias se
acostumbran a la dirección de aquel hombre, y piensan que deben
mirarlo a él en vez de mirar a Dios.—
Obreros Evangélicos, 434
.
La asociación
Los pastores han sido tratados con un desprecio temerario
por aquellos que están en puestos altos
—Aunque somos criaturas
pecadoras y sin valor, a través de una conexión vital con Cristo pode-
mos aún ser renovados en conocimiento y en verdadera santidad, y
reflejar así la gloria y la imagen de nuestro Creador y Redentor, y ser
hechos idóneos para cuidar de sus ovejas y corderos. No solamente
han sido las ovejas y corderos tratados con dureza, sino que aún
los pastores mismos han sido tratados con un desprecio temerario.
Se ha hablado de ellos en una forma que muestra que muchos en
puestos altos y bajos tienen poca cortesía para tratar a los ministros
ordenados de Dios. Las iglesias mismas han sido educadas de tal
manera que han tenido muy poco respeto hacia quienes predican la
Palabra de Dios, y que por años han dado prueba completa de su
ministerio. Pero esta forma de tratar a los ministros y a los miem-
bros de la familia de Dios debe cambiarse. La bendición de Dios
no puede descansar sobre quienes manifiesten poco respeto hacia
los que laboran juntamente con él.—
The Review and Herald, 24 de
octubre de 1893
.
Los ministros no deben actuar independientemente de las
opiniones de sus hermanos
—Aunque tenemos una obra individual
y una responsabilidad individual delante de Dios, no hemos de seguir
nuestro propio juicio independiente, sin considerar las opiniones y
los sentimientos de nuestros hermanos; este proceder conducirá al
desorden en la iglesia. Es deber de los ministros respetar el juicio de
sus hermanos; pero sus relaciones mutuas, así como las doctrinas
que enseñan, deben ser examinadas a la luz de la ley y el testimonio;
entonces, si los corazones son dóciles para recibir enseñanza, no