Página 163 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El reclutamiento y entrenamiento de voluntarios
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de Cristo. Lleva fruto de diferentes clases. Puede estar en campos
misioneros extranjeros o locales; el fruto aparece madurando bajo
el sol de justicia de Cristo. “En esto es glorificado mi Padre, en que
llevéis mucho fruto”.—
Special Testimonies on Education 11:18, 19
.
Hay una abundancia de talento en la iglesia que debe ser uti-
lizado
—En cada departamento de la causa de Dios hay abundantes
oportunidades para los que trabajarán con el espíritu de humildad
que caracterizaba al Maestro. De todas partes se oyen voces pidién-
donos ayuda. Los ministros solos nunca podrán hacer este trabajo.
Hay una abundancia de talento en la iglesia que debe ser utilizado.
Hay hombres y mujeres que tienen habilidades, y a quienes Dios
aceptaría como obreros en su causa; pero ellos están rehuyendo la
responsabilidad bajo la excusa de no tener la capacidad para realizar
esta obra. Las damas que en el salón de belleza pueden entablar una
conversación con un tacto maravilloso y presteza, evaden señalar al
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y entonces cuando
se arrodillan en oración, suplican para que la luz brille en la mente
y el corazón de esa alma preciosa por quien Cristo murió. ¡Oh, hay
tanto trabajo que se deja sin hacer para Dios y por las almas porque
es una cruz, y porque cada uno busca su propia complacencia, y
trabaja por sus propios intereses egoístas!—
The Review and Herald,
7 de octubre de 1884
.
Todos pueden ministrar
—No todos podrán ser predicadores,
pero todos pueden servir, enseñándole a otros como mantenerse
ordenados y de buen ánimo. Esto es como medicina para el alma
y el cuerpo. Entonces, añadiremos así gracia sobre gracia, y nos
prepararemos en todo tiempo para el cielo. Le envío esta carta para
que la lea a la iglesia.—
Carta 106, 1898
;
The Paulson Collection of
Ellen G. White Letters, 49
.
Los miembros que no sienten preocupación constante por
las almas, se alejarán de la iglesia
—Aquellos que profesan creer
la verdad, pero no sienten preocupación por las almas de otros, se
alejarán continuamente, y requerirá esfuerzo y tiempo de parte del
ministro evitarles naufragar en la fe, cuando podrían estar traba-
jando con todas sus fuerzas para presentarles el camino de vida y
salvación a sus amigos y vecinos. Cientos de hombres y mujeres
que en este momento profesan estar entregados a la obra de Dios,
no están haciendo ni la décima parte de lo que podrían hacer si tan
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