El reclutamiento y entrenamiento de voluntarios
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su confianza en la fortaleza de Jesús. No pongan el peso de sus
perplejidades y cargas sobre sus ministros. Cristo los ha invitado
a venir a él, quien lleva sus cargas. Si se pasan en un estado de
incredulidad y falta de consagración a Dios, y ponen su carga sobre
el corazón de sus ministros, les quitan el tiempo y las fuerzas que
Dios les exige que utilicen en dar el mensaje a aquellos que aún no lo
han escuchado. Hermanos, ¿no sería mejor que trabajaran junto a los
embajadores de Cristo para ganar a las almas a la verdad? Cuando
se sientan tentados a dar lugar a la incredulidad y al desánimo,
encontrarán la mejor cura para ello en hablar de su fe a otros, y
en presentar la verdad a los que están en oscuridad. Extiendan sus
esfuerzos a sus vecinos, y a quienes no tienen el privilegio de asistir
a reuniones. Siembren la semilla de la verdad junto a todas las aguas,
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y alienten los corazones de los siervos de Dios cuando los visiten,
mostrándoles que no han estado inactivos, sino que por su medio
uno o más han sido traídos de las tinieblas a la luz.—
The Signs of
the Times, 4 de septiembre de 1879
.
Los miembros no deben esperar que los ministros vengan y
ayuden a los que tienen preguntas
—Muchos de los que ahora son
abandonados en la oscuridad y la ruina podrían haber sido auxi-
liados, si sus hermanos, hombres y mujeres como ellos, vinieran
con el amor de Cristo brotando de sus corazones, y personalmen-
te se esforzaran por ellos. Muchos están esperando ser visitados
personalmente. Las conversaciones humildes y fervientes con tales
personas, y las oraciones de corazón a corazón en su favor, serían en
la mayoría de los casos, totalmente exitosos. Pero en lugar de esto,
aquellos que profesan estar siguiendo al Salvador descansan conten-
tos, expresando el deseo que algún hermano o ministro venga y los
ayude. Descuidan así precisamente el trabajo que Dios ha dejado
para que ellos hagan. No se puede prescribir rígidamente la manera
exacta de hacer este trabajo en cada caso, pero cuando establecen
una conexión más íntima con el Redentor del mundo, los medios y
las maneras surgirán en sus mentes.—
The Review and Herald, 10
de junio de 1880
.
Hasta donde sea posible, se debe aliviar a los ministros de
las cargas de naturaleza temporal
—El mismo orden y sistema
que fueron necesarios en los días de los apóstoles deben ser mante-
nidos en la iglesia de hoy. La prosperidad de la causa depende en