Página 171 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El reclutamiento y entrenamiento de voluntarios
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hombres.—
Important Testimony to our Brethren and Sisters in New
York (Ph 39) 9, 10
.
Los dones espirituales
El Espíritu Santo encomienda a cada cristiano algún don o
talento el cual debe ser usado para avanzar el reino
—El presente
es nuestro día de oportunidad. A cada persona se le encomienda
algún don o talento especial para ser usado para avanzar el reino del
Redentor. A todos los agentes responsables de Dios, desde el que
ocupa el puesto más humilde y desconocido, hasta los que ocupan
los puestos más elevados en la iglesia, les son encomendados los
bienes de Dios. No es solamente el ministro el único que puede
trabajar por la salvación de las almas. Los que tienen los dones más
pequeños no son eximidos de usar sus mejores dones, y al hacerlo
sus talentos serán aumentados. No es prudente tratar livianamente
las responsabilidades morales o gastar el día en cosas pequeñas.
Dios en su providencia reparte su tarea de acuerdo a las diferentes
capacidades de la gente. Nadie debe quejarse porque no puede
glorificar a Dios con los talentos que nunca ha poseído y de los
cuales no es responsable.—
Testimonies for the Church 4:618
.
Los ministros deben animar a aquellos que Dios ha elegido
en la iglesia para realizar una obra especial
—Hay peligro que
los ministros y presidentes de asociaciones, tomen mucha responsa-
bilidad sobre sí y manifiesten poca confianza en la gente. La gente
debe ser educada de tal manera que escudriñen las Escrituras por sí
mismas. El Espíritu Santo ha de trabajar para moldear a cada hombre
a la semejanza de Cristo. El hombre ha cometido un grave error
al no tomar en cuenta que Dios trabaja a través de su iglesia. Los
ministros deben dar amplio apoyo a los miembros de la iglesia en lo
individual y a los que Dios ha elegido para hacer una obra especial
de perfeccionar planes cuidadosos para salvar las almas de los que
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están en el error.—
Manuscript Releases 9:146
.
Los ministros deben dejar el camino libre para que los
miembros tengan libertad de llevar adelante lo que el Espíri-
tu Santo les indique
—Dios ha dado “a cada hombre una obra”.
¿Por qué es que los ministros y los dirigentes de la asociación no
reconocen este hecho? ¿Por qué no manifiestan su aprecio por la