Página 178 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El Ministerio Pastoral
te en sus tareas específicas, instruyendo a los miembros de iglesia
en la manera de trabajar en las tareas médico-misioneras. Cuando
los profesos seguidores de Cristo tienen a un Salvador que mora
en ellos, serán hallados haciendo lo que Cristo hizo. No tendrán la
oportunidad de herrumbrarse por la inacción. Tendrán suficiente que
hacer. Y la obra que hagan bajo los auspicios de la iglesia, será su
medio máximo de comunicar la luz.—
El Ministerio de la Bondad,
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.
Si los miembros no son enseñados a trabajar, el trabajo del
ministro es casi un fracaso
—La causa podría estar en condiciones
saludables en todo el campo, y lo estaría si los ministros confiaran
en Dios y no permitieran que nada se interpusiera entre ellos y
su trabajo. Se necesitan obreros que sean mucho más que meros
predicadores, pero ambos trabajos se deben unir. Se ha probado en
el campo misionero que, cualquiera sea el talento de la predicación,
si una parte del trabajo es descuidada, si no se le enseña a la gente a
trabajar, cómo conducir reuniones, cómo hacer su parte en la labor
misionera, cómo alcanzar a la gente con éxito, el trabajo será casi un
fracaso. Hay mucho que hacer en la obra de la Escuela Sabática en
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cuanto a ayudar a la gente a darse cuenta de su obligación en hacer
su parte. Dios los llama a trabajar para él, y los ministros deben
guiar sus esfuerzos.—
Testimonies for the Church 5:256
.
Si los ministros han instruido debidamente a aquellos bajo
su cuidado, cuando se vayan, la obra no se disgregará
—La obra
de los embajadores de Cristo es mucho mayor y de más responsa-
bilidad de lo que muchos sueñan. No deben quedar satisfechos con
su éxito a menos que puedan, por sus fervientes labores y la bendi-
ción de Dios, presentarle cristianos útiles, que tengan un verdadero
sentido de su responsabilidad, y que hagan la obra que les ha señala-
do. La debida labor e instrucción tendrán por resultado el poner en
condición de trabajar a aquellos hombres y mujeres cuyo carácter es
fuerte, y cuyas condiciones son tan firmes que no permiten que nada
de un carácter egoísta los estorbe en su trabajo, disminuya su fe o
los aparte del deber.
Si el ministro ha instruido debidamente a los que estaban bajo su
cuidado, cuando él sale rumbo a otros campos de trabajo, la obra no
se disgregará, sino que quedará firmemente unida y segura. A menos
que quienes reciban la verdad se conviertan cabalmente y haya un