Cómo planear y dirigir el servicio de adoración
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sublime, en el que no podrá entrar nada que corrompa.—
Joyas de
los Testimonios 2:193
.
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El canto ayuda a la reverencia en el culto de adoración
—
La melodía del canto, exhalada de muchos corazones en forma
clara y distinta, es uno de los instrumentos de Dios en la obra de
salvar almas. Todo el servicio debe ser dirigido con solemnidad y
reverencia, como si fuese en la visible presencia del Maestro de las
asambleas.—
Joyas de los Testimonios 2:195
.
En el culto no debe haber bullicio
—Es imposible estimar en
demasía la obra que el Señor quiere llevar a cabo mediante los que
se consideran vasos o instrumentos suyos, para poner en acción sus
pensamientos y propósitos. Esas mismas cosas que habéis explicado
que ocurrían en Indiana, el Señor me ha mostrado que volverían a
ocurrir justamente antes de la terminación del tiempo de gracia. Se
manifestará toda clase de cosas extrañas. Habrá vocerío acompañado
de tambores, música y danza. El juicio de algunos seres racionales
quedará confundido de tal manera que no podrán confiar en él para
realizar decisiones correctas. Y esto lo consideran como la actuación
del Espíritu Santo.—
Mensajes Selectos 2:41
.
La participación de la congregación
Donde la iglesia ande en la luz, habrá siempre alegres y cor-
diales respuestas, y palabras de alabanza gozosa
—El Señor quie-
re que sus ministros prediquen la palabra vivificada por su Espíritu
Santo; y los hermanos que oyen no deben permanecer sentados en
indiferencia soñolienta, o mirar vagamente en el vacío, sin respon-
der a lo dicho. La impresión que ello da al que no es creyente, es
desfavorable para la religión de Cristo. Estos profesos cristianos
negligentes no están destituidos de ambiciones y celo cuando se
dedican a negocios mundanales; pero las cosas de importancia eter-
na no los mueven profundamente. La voz de Dios, expresada por
medio de sus mensajeros, puede parecerles un canto agradable; pero
desoyen sus sagradas amonestaciones, reprensiones y estímulos. El
espíritu del mundo los ha paralizado. Las verdades de la Palabra
de Dios se dirigen a oídos de plomo y corazones duros, sobre los
que no pueden hacer impresión. Debiera haber iglesias despiertas
y activas para animar y sostener a los ministros de Cristo, y para