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El Ministerio Pastoral
satisfechos en tomarlas y repetirlas como loros. Hagan suyas estas
ideas, hermanos; formen los argumentos ustedes mismos, de su pro-
pio estudio e investigación. No pidan prestadas las composiciones
del cerebro y la pluma de otros hombres para recitarlas como una
lección; sino usen hasta lo sumo los talentos y el poder del cerebro
que Dios les ha dado.—
The Review and Herald, 6 de abril de 1886
.
La predicación cristocéntrica
Estudie y aprenda de Jesús
—Al ministro del Evangelio nunca
se le exhorta a esforzase por ser un predicador ingenioso o un ora-
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dor popular, sino que se la da esta orden: “Procura con diligencia
presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué aver-
gonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y
vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad”.
2
Timoteo 2:15, 16
. ¿Prestará atención cada mensajero de Dios a estas
palabras? Somos colaboradores de Dios, y si los que aceptan la res-
ponsabilidad de presentar la Palabra de vida a otros no se unen cada
día en el yugo con Cristo y llevan sus cargas, y no aprenden cada
día de Jesús, sería mejor que buscaran algún otro empleo.—
Cada
Día con Dios, 119
.
Estudie el carácter de Cristo
—Puede sacarse de la fuente agua
viva, y sin embargo no habrá disminución de la provisión de la
misma. Los ministros del Evangelio serían hombres poderosos si
colocaran siempre al Señor delante de ellos y dedicaran su tiem-
po al estudio de su adorable carácter. Si hicieran esto, no habría
apostasías, y nadie sería separado de la asociación [hermandad] por
haber acarreado desgracia a la causa de Dios y puesto a Jesús en una
condición de pública vergüenza, debido a sus prácticas licenciosas.
Las facultades de todo ministro del Evangelio deben ser empleadas
para educar a las iglesias de creyentes a recibir a Cristo por fe como
su Salvador personal, a incorporarlo en sus mismas vidas y hacer de
él su Modelo, para aprender de Jesús, creer en Jesús y exaltar a Jesús.
El ministro mismo debe espaciarse en el carácter de Cristo. Debe
ponderar la verdad, y meditar en los misterios de la redención, espe-
cialmente la obra mediadora de Cristo para este tiempo.—
Mensajes
Selectos 3:212
.