Página 217 - El Ministerio Pastoral (1995)

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La predicación
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el alma sea convencida. El dejará las noventa y nueve, y buscará la
oveja perdida. Pero si el pastor no visita a su rebaño, no conoce su
condición, no sabe qué verdades exponerle, ni qué es apropiado en
su caso.—
Appeal and Suggestions to Conference Officers (Ph 2) 18
.
La aplicación práctica
La religión práctica debe tener un lugar en cada discurso
Un esfuerzo constante por promover la piedad personal debe verse
en las labores públicas del ministro. No se debe predicar sermón
tras sermón sobre las profecías solamente. La religión práctica debe
tener un lugar en cada discurso.—
The Signs of the Times, 16 de
marzo de 1882
.
Los sermones deben fortalecer a los oyentes para las bata-
llas de la vida diaria
—Pablo era un orador elocuente. Antes de su
conversión, había tratado a menudo de impresionar a sus oyentes
con los vuelos de la oratoria. Pero ahora puso todo eso a un lado.
En lugar de entregarse a descripciones poéticas y cuadros fantásti-
cos que pudieran complacer los sentidos y alimentar la imaginación,
pero que no podrían alcanzar la experiencia diaria, Pablo trataba, me-
diante el uso de un lenguaje sencillo, de introducir en el corazón las
verdades de vital importancia. Las presentaciones fantásticas de la
verdad pueden provocar un éxtasis de sentimiento; pero demasiado
a menudo las verdades presentadas de esta manera no proporcionan
el alimento necesario para fortalecer al creyente para las batallas
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de la vida. Las necesidades inmediatas, las pruebas presentes, de
las almas que luchan, deberían satisfacerse con instrucción sana y
práctica sobre los principios fundamentales del cristianismo.—
Los
Hechos de los Apóstoles, 204, 205
.
Las ilustraciones inadecuadas
Muchas ilustraciones empequeñecen la dignidad sagrada
del predicador
—No queremos perder de vista la santidad pecu-
liar de esta misión de ministrar la palabra y la doctrina a la gente.
Es la obra del pastor la de hablar las palabras de verdad a la gente,
la verdad solemne y sagrada. Algunos forman el hábito de relatar
anécdotas en sus discursos, las cuales tienen la tendencia a divertir y