Página 22 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El Ministerio Pastoral
El estudio de la Biblia
Es un pecado para los que intentan enseñar la Palabra des-
cuidar su estudio
—Los predicadores que quieran trabajar eficaz-
mente para la salvación de las almas deben ser a la vez estudiantes de
la Biblia y hombres de oración. Es un pecado para los que intentan
enseñar la Palabra a otros, descuidar su estudio. ¿No son acaso pode-
rosas las verdades que ellos presentan? Deben entonces presentarlas
hábilmente. Sus ideas deben ser presentadas con claridad y fuerza.
Entre todos los hombres que viven sobre la faz de la tierra, los que
proclaman el mensaje para este tiempo deben ser los que mejor com-
prendan la Biblia, y conozcan cabalmente las evidencias de su fe.
Aquel que no posea el conocimiento de la Palabra de vida no tiene
derecho a intentar instruir a otros en el camino al cielo.—
Obreros
[23]
Evangélicos, 262
.
Los ministros jóvenes deben escudriñar las Escrituras por
sí mismos
—Invito a los jóvenes que están entrando a la obra como
ministros a que presten atención a lo que escuchan. Tened cuidado
en cómo os oponéis a las verdades preciosas de las cuales tenéis tan
poco conocimiento. Escudriñad las Escrituras por vosotros mismos.
Tenéis un muy limitado conocimiento de vosotros mismos. Conoced
por vosotros mismos cual es la Verdad. No toméis las palabras de
cualquier hombre, los prejuicios de cualquier hombre, los argumen-
tos, ni teorías de cualquier hombre. Esto ha sido hecho por ministros
a perjuicio de su experiencia, y los ha dejado novicios cuando debe-
rían ser sabios en cuanto a las Escrituras y el poder de Dios. Tomad
vuestras Biblias, humillaos, llorad y ayunad, y orad ante el Señor,
como lo hizo Natanael, buscando conocer la verdad. El ojo divino
de Jesús vio a Natanael orando, y contestó su oración.—
The Ellen
G. White 1888 Materials, 141
.
La verdad bíblica no experimentada en el alma del ministro
es rechazada por los oyentes como un error
—Tenemos un mi-
nisterio diminuto y defectuoso. A menos que Cristo more en los
hombres que predican la verdad, ellos rebajarán los normas morales
y cristianas en dondequiera que sean tolerados. Un ejemplo les es
dado aún, Cristo. “Toda Escritura es inspirada por Dios, y es útil
para enseñar, reprender, enmendar e instruir en justicia, para que el
hombre de Dios sea perfecto, cabalmente instruido para toda bue-