Página 26 - El Ministerio Pastoral (1995)

Basic HTML Version

22
El Ministerio Pastoral
Cristo debiera examinarse diariamente, para que pueda conocer per-
fectamente su propia conducta. Casi todos descuidan el examen
propio. Este descuido es por cierto peligroso en el que profesa ser un
portavoz de Dios, ocupando la tremenda posición de responsabilidad
de recibir la Palabra de Dios para darla a su pueblo. La conducta
diaria de una persona que actúa de tal modo tiene gran influencia
en los demás. Si tiene éxito en su trabajo, rebaja a sus conversos a
su nivel, y muy rara vez se elevan a un nivel más alto. La conducta
del ministro, sus palabras, sus gestos y modales, su fe y su piedad
se consideran como ejemplo de estos adventistas observadores del
sábado; y si imitan al que les ha enseñado la verdad, piensan que
están cumpliendo con su obligación.—
Testimonios para la Iglesia
2:453, 454
.
Los ministros deben repasar deliberadamente sus actos dia-
rios
—Hay mucho en la conducta de un ministro que él puede mejo-
rar. Muchos ven y sienten sus carencias, pero parecen desconocer
la influencia que ejercen. Tienen conciencia de sus acciones en el
momento de realizarlas pero las dejan caer en el olvido y por lo
tanto no se reforman. Si los ministros meditaran con atención en
las acciones de cada día y las revisaran con cuidado, con el fin
de llegar a conocer sus propios hábitos de vida, se conocerían a sí
mismos mejor. Al hacer un recuento de su vida diaria en todas las
circunstancias conocerían sus propios motivos, los principios que los
impulsan. Esta revisión diaria de nuestros actos, para ver si la con-
ciencia aprueba o condena, es necesaria para todos los que desean
llegar a la perfección del carácter cristiano. Muchos actos que son
considerados buenas obras, aun actos de benevolencia, cuando se
los investiga detalladamente, se encontrará que están impulsados
por motivos equivocados. Muchos reciben aplausos por virtudes que
no poseen. El que escudriña los corazones examina los motivos,y
a menudo los actos que son muy aplaudidos por los hombres, Dios
los registra como hechos que tienen su origen en motivos egoístas y
en una deshonesta hipocresía. El que escudriña los corazones juzga
cada acto de nuestras vidas, ya sea digno de encomio o de censura,
de acuerdo con los motivos que lo impulsaron.—
Testimonios para
la Iglesia 2:454
.
[27]
Una hora de meditación es de más valor que los días em-
pleados en estudiar a los autores más capaces
—Hno. Hull, Dios