Página 27 - El Ministerio Pastoral (1995)

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La devoción personal
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desea que se acerque más a él, en donde se pueda asir de su fortaleza,
y por medio de una fe viva clamar su salvación, y ser un hombre
fuerte. Si usted fuera un hombre devoto y pío en el púlpito y fuera de
él, una poderosa influencia le asistiría en su predicación. Usted no
escudriña su corazón a fondo. Ha estudiado muchas obras para hacer
sus discursos cabales, competentes y agradables. Pero ha descuidado
el estudio mayor y más necesario, el estudio de Ud. mismo. Un
conocimiento completo de usted mismo, la meditación y la oración,
han sido muy descuidados por usted. Estas han llegado a ser un
asunto secundario. Su éxito como ministro depende en guardar su
propio corazón. Recibirá más fortaleza pasando una hora diaria en
la meditación, y llorando por sus fracasos y las corrupciones del
corazón, y rogando a Dios por su amor perdonador, y la certeza del
perdón de sus pecados, que lo que haría pasando muchas horas y
días en estudiar a los autores más capaces, y familiarizándose con
cada objeción de nuestra fe, y las evidencias más poderosas en favor
de nuestra fe.—
The Review and Herald, 19 de enero de 1864
.
Una gran parte del tiempo que está siendo usada en el es-
tudio debería ser usada en la oración y la meditación
—Se me
mostró que el tiempo que se dedica a tanta lectura y estudio, es a
veces peor que desperdiciado. Una gran parte del tiempo empleado
en los libros y el estudio debiera emplearse en la oración, pidiéndo-
le a Dios sabiduría celestial, para tener fuerza y poder para que la
verdad, que ellos entienden bien, brille ante la gente en su claridad y
belleza armoniosa. Se dedica muy poco tiempo a la oración secreta
y a la meditación en las cosas sagradas. El anhelo de los siervos de
Dios debiera ser recibir la santa unción, y estar revestidos con la
salvación, para que lo que predican pueda alcanzar los corazones.
El tiempo es tan corto y son tan pocos los ministros de estos últimos
días, que debieran poner todas sus energías en la obra, y mantener-
se en estrecha relación con Dios y los santos ángeles, para que su
predicación sea poderosa, un poder apremiante, que atraiga a toda
alma honesta que ama la verdad hasta que la acepte.—
La Voz: Su
Educación y Uso Correcto, 239
.
Medite especialmente en la obra mediadora de Cristo
—Los
ministros del Evangelio serían hombres poderosos si colocaran siem-
pre al Señor ante ellos y dedicaran su tiempo al estudio de su ado-
rable carácter. Si hicieran esto, no habrían apostasías, y nadie sería