Página 261 - El Ministerio Pastoral (1995)

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La visitación a los miembros de grupos especiales
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El enfermo
Ministrar a los afligidos es parte del trabajo del ministro
Llegar a la gente donde esté, cualquiera que sea su posición, y condi-
ción y ayudarla en toda forma posible, esto es ministerio evangélico.
Los que tienen enfermedades corporales, casi siempre están enfer-
mos mentalmente, y cuando el alma está enferma, el cuerpo también
está afectado. Los ministros deben sentir que es parte de su trabajo
ministrar al enfermo y al afligido siempre que se presente la opor-
tunidad. El ministro del Evangelio debe presentar el mensaje, el
cual debe ser recibido si la gente espera ser santificada y preparada
para la venida del Señor. Esta obra ha de abarcar todo lo que Cristo
abarcó en su ministerio.—
Testimonies for the Church 6:301
.
Se debe enseñar a los miembros a visitar a los enfermos
Las iglesias han sido enseñadas de tal forma que no sienten una
responsabilidad especial de visitar, hablar la verdad, orar los unos
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por los otros, visitar a los enfermos, alentarlos, darles simpatía y
amor, y hacer manifiesto que en Cristo ellos son miembros los unos
de los otros.—
Manuscript Releases 6:69
.
Cuando los ministros de mucha fe oran por el enfermo, la
humanidad es puesta en contacto con la divinidad
—Con una
conciencia despierta, más de un alma afligida, que sufre dolencias
corporales como resultado de la continua transgresión, clama: “Se-
ñor, ten misericordia de mí, pecador; hazme tu hijo”. Entonces es
cuando el predicador, fuerte en fe, debe estar listo para decir al que
sufre que hay esperanza para el arrepentido, que en Jesús todo aquel
que anhela recibir ayuda y aceptación puede recibir libramiento y
paz. Aquel que con mansedumbre y amor lleva así el Evangelio
al alma afligida que tanto necesita de su mensaje de esperanza, es
portavoz de Aquel que se dio a si mismo por la humanidad. Mientras
él habla las palabras de ayuda apropiadas, y mientras eleva oración
por la persona que está postrada en el lecho de dolor, Jesús hace la
aplicación. Dios habla por labios humanos. El corazón se conmueve.
La humanidad es puesta en contacto con la divinidad.—
Obreros
Evangélicos, 225, 226
.