Página 288 - El Ministerio Pastoral (1995)

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Capítulo 46—Las finanzas
Los adventistas dan generosamente cuando ven resultados
Cuando la iglesia ve que los ministros están todos radiantes con el
espíritu del trabajo, que sienten profundamente el poder de la verdad,
y están buscando traer a otros a su conocimiento, esto pondrá en
ellos nueva vida y vigor. Sus corazones serán movidos a hacer lo
que puedan por ayudar a la obra. No hay una clase de personas en el
mundo que esté más dispuesta a sacrificar sus medios para avanzar
la causa que los adventistas del séptimo día. Si los ministros no
los desalientan totalmente mediante su indolencia e ineficiencia,
y por su falta de espiritualidad, ellos generalmente responderán a
cualquier apelación que a su juicio y conciencia tenga mérito. Pero
ellos quieren ver frutos.—
Testimonies for the Church 3:49
.
El dar gana conversos, quienes a su vez dan para ganar más
conversos
—Todos nuestros miembros de iglesia deberían sentir
un interés profundo en las misiones locales y extranjeras. Una gran
bendición espiritual vendrá sobre aquellos que hacen esfuerzos sacri-
ficados por plantar los estandartes de la verdad en un nuevo territorio.
El dinero invertido en este trabajo traerá ricas recompensas. Nuevos
conversos, regocijándose en la luz que han recibido de la Palabra, da-
rán entonces de sus medios para llevar la luz a otros.—
Testimonies
for the Church 9:49
.
Algunos predican solamente la parte de la verdad que agra-
da a la gente, y descuidan la mayordomía
—¿Estáis vosotros, her-
manos, predicando la parte de la verdad que agrada a la gente, mien-
tras otras partes de la obra se dejan incompletas? ¿Será necesario
que alguien os siga e inste a la gente a cumplir su deber de ser fiel en
traer todos los diezmos y ofrendas a la tesorería del Señor? Esta es
la obra del ministro, pero ha sido tristemente descuidada. La gente
ha robado a Dios, y el error ha sido tolerado, porque el ministro
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no quería desagradar a sus hermanos. Dios llama a estos hombres
mayordomos infieles.—
El Evangelismo, 187
.
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