Página 289 - El Ministerio Pastoral (1995)

Basic HTML Version

Las finanzas
285
Los mayordomos
Dios ha puesto en nuestras manos los medios para llevar
adelante su obra
—Dios está constantemente derramando sobre vo-
sotros las bendiciones de esta vida; y si os pide que ayudéis en los
diversos ramos de su obra, lo hace en vuestro propio interés temporal
y espiritual, para que así reconozcáis que Dios es el dador de toda
bendición. Dios, como Obrero principal colabora con los hombres
en la tarea de proporcionar los medios necesarios para su manteni-
miento; por eso requiere que ellos colaboren con él en la salvación
de las almas. Ha colocado en las manos de sus siervos los recursos
necesarios para promover su obra en las misiones nacionales y ex-
tranjeras. Pero si tan sólo la mitad de la gente cumple con su deber,
la tesorería carecerá de los fondos necesarios, y como resultado
muchas partes de la obra de Dios quedarán incompletas.—
Consejos
sobre Mayordomía Cristiana, 51
.
Satanás busca controlar a la iglesia controlando el dinero
[Satanás a sus ángeles:] “Id emborrachad de cuidados a los posee-
dores de tierras y dinero. Si lográis que pongan sus afectos en estas
cosas, serán nuestros todavía. Pueden profesar lo que quieran, con
tal que consigáis que se interesen más en el dinero que en el éxito del
reino de Cristo o la difusión de las verdades que aborrecemos. Pre-
sentadles el mundo de la manera más atrayente, para que lo amen y
lo idolatren. Debemos conservar en nuestras filas todos los recursos
cuyo control podamos obtener. Cuanto más sean los recursos que los
seguidores de Cristo dediquen a su servicio, tanto más perjudicarán
a nuestro reino quitándonos súbditos. Cuando ellos convocan reunio-
nes en diferentes lugares, estamos en peligro. Sed vigilantes, por lo
tanto. Si os es posible, provocad disturbios y confusión. Destruid el
amor que los miembros tengan el uno por el otro. Desalentad a sus
ministros; porque los aborrecemos. Presentad toda excusa plausible
a los que tienen recursos, no sea que ellos los entreguen. Ejerced,
si podéis, el control de los asuntos monetarios, y procurad que sus
ministros sean angustiados por la escasez. Esto debilitará su valor
y celo. Pelead por toda pulgada de terreno. Haced que la codicia y
el amor de los tesoros terrenales sean los rasgos sobresalientes de
su carácter. Cuando estos rasgos los dominan, la salvación y la gra-
cia pierden importancia. Rodeadlos de toda clase de distracciones,