Página 52 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El Ministerio Pastoral
respuesta a la oración, su Espíritu será derramado sobre aquellos que
aprendan en la escuela de Cristo, para que lleguen a ser ministros de
la justicia.—
Obreros Evangélicos, 84
.
Quienes entran al ministerio deberán haber estudiado ca-
balmente tanto la ciencia como la Biblia
—Algunos de los que
entran al ministerio no sienten la carga del trabajo sobre sus hom-
bros. Han recibido ideas erróneas acerca de la idoneidad de un
ministro. Han pensado que se requiere muy poco estudio de las
ciencias o de la Palabra de Dios para ser un ministro. Algunos de los
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que están enseñando la verdad presente no están familiarizados con
sus Biblias. Están tan deficientes en el conocimiento de la Biblia
que les es difícil citar correctamente un texto de las Escrituras de
memoria. Cometiendo estos errores en la manera necia en que lo
hacen, pecan contra Dios. Enredan las Escrituras, y hacen que la
Biblia diga cosas que no están escritas en ella.—
Testimonies for the
Church 4:341, 342
.
Jesús estudió las plantas, los animales y al hombre para po-
der usar el conocimiento para enseñar la verdad
—La pregunta
hecha durante el ministerio del Salvador; “¿Cómo sabe éste letras,
no habiendo aprendido?” no indica que Jesús no sabía leer, sino me-
ramente que no había recibido una educación rabínica. Puesto que él
adquirió saber como nosotros podemos adquirirlo, su conocimiento
íntimo de las Escrituras nos demuestra cuán diligentemente dedicó
sus primeros años al estudio de la Palabra de Dios. Delante de él
se extendía la gran biblioteca de las obras de Dios. El que había
hecho todas las cosas estudió las lecciones que su propia mano había
escrito en la tierra, el mar y el cielo. Apartado de los caminos pro-
fanos del mundo, adquiría conocimiento científico de la naturaleza.
Estudiaba la vida de las plantas, los animales y los hombres. Desde
sus más tiernos años, fue dominado por un propósito: vivió para
beneficiar a otros. Para ello, hallaba recursos en la naturaleza; al
estudiar la vida de las plantas y de los animales concebía nuevas
ideas de los medios y modos de realizarlo. Continuamente trataba de
sacar de las cosas que veía ilustraciones con las cuales presentar los
vivos oráculos de Dios. Las parábolas mediante las cuales, durante
su ministerio, le gustaba enseñar sus lecciones de verdad, demues-
tran cuán abierto estaba su espíritu a la influencia de la naturaleza,
y cómo había obtenido enseñanzas espirituales de las cosas que le