Página 62 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El Ministerio Pastoral
la confianza en usted y entonces su influencia se ve truncada. Usted
necesita la bondad, la cortesía, la mansedumbre y la humildad de
Cristo. Tiene varias cualidades valiosas que pueden ser perfeccio-
nadas para un servicio más elevado si son santificadas por Dios.
Debe sentir la necesidad de acercarse a sus hermanos con bondad y
cortesía, no con dureza y severidad. No se da cuenta del daño que
causa con su espíritu cortante y dominante hacia ellos.—
The Ellen
G. White 1888 Materials, 245
.
No ejerza autoridad arbitraria
—Cuando nuestros planes y
maquinaciones sean destruidos, cuando los hombres que han de-
pendido de nuestro juicio lleguen a la conclusión de que el Señor
los guiará a actuar y juzgar por sí mismos, no deberíamos sentirnos
inclinados a censurar, y ejerciendo autoridad arbitraria obligarlos a
aceptar nuestras ideas. Los que están en posiciones de autoridad de-
berían cultivar constantemente la disciplina propia.—
El otro Poder,
37, 38
.
No pervierta su poder pastoral sirviendo despóticamente a
su rebaño
—El ministro no debe regir autoritariamente sobre el
rebaño confiado a su cuidado, sino ser su ejemplo, y mostrarles el
camino al cielo. Siguiendo el ejemplo de Cristo, debe interceder
ante Dios por el pueblo bajo su cuidado hasta ver que sus oraciones
son contestadas. Jesús ejerció la simpatía humana y divina hacia el
hombre. El es nuestro ejemplo en todas las cosas. Dios es nuestro
padre y Gobernador, y el ministro cristiano es el representante de
su Hijo aquí en la tierra. Los principios que rigen en el cielo deben
gobernar en la tierra; el mismo amor que da vida a los ángeles, la
misma pureza y santidad que reinan en el cielo, deben, hasta donde
sea posible, ser reproducidos en la tierra. Dios responsabiliza al
ministro por el poder que ejerce, pero no justifica a los siervos que
pervierten ese poder en despotismo para con el rebaño encomendado
a su cuidado.—
Testimonies for the Church 4:267, 268
.
Los dirigentes deben actuar como sabios consejeros, no co-
mo dirigentes exigentes
—A veces alguien a quien se ha conferido
responsabilidad como dirigente, concibe la idea de que está en un
puesto de suprema autoridad, y que todos sus hermanos, antes de
avanzar, debe ir primeramente a pedirle permiso para hacer lo que
creen que se debe hacer. Esa persona se encuentra en posición peli-
grosa. Ha perdido de vista la obra del verdadero dirigente del pueblo