Página 67 - El Ministerio Pastoral (1995)

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La ética pastoral
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Nunca hable en forma degradante de los ministros no im-
porta cual sea su origen
—Nuestros ministros en puestos de res-
ponsabilidad son hombres a quienes Dios ha aceptado. No importa
cuál sea su origen, no importa que puesto hallan tenido antes, ya
sea que trabajaran con el arado, en un taller de carpintería, o que
hayan gozado de una educación formal, si Dios los ha aceptado, que
todo hombre se cuide de lanzar el menor reproche sobre ellos. Nun-
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ca hable en forma degradante de ningún hombre, porque él puede
ser grande a la vista de Dios, mientras que aquellos que se sienten
grandes pueden ser de menos estima para Dios por la perversión
de sus corazones. Nuestra única seguridad es colocarnos al pie de
la cruz, ser pequeños ante nuestros propios ojos, y confiar en Dios;
pues sólo él tiene poder para hacernos grandes.—
Testimonies for
the Church 4:607, 608
.
No copie a otros. Dios le ha dado a usted sus propias habili-
dades
—Dios nunca se propuso que el juicio y los planes de una sola
persona fuesen considerados como supremos. El dice: Sois obreros
juntamente con Dios. No se dedique ninguna persona a reprimir ni
a desanimar. No procure colocar su armadura sobre su hermano,
porque él no la ha probado... Y los pastores nunca debieran copiar
los gestos, los hábitos, las actitudes, las expresiones ni los tonos de
voz de ningún hombre. No deben convertirse en la sombra de nadie,
en pensamiento, en sentimiento, en planificación ni en la ejecución
del gran todo. Si Dios os ha hecho pastores del rebaño también os ha
dado las calificaciones necesarias para llevar a cabo esa obra.—
El
Evangelismo, 496
.
Inste a los ministros a corregir su error en vez de reprender-
los
—Siga las instrucciones de la Palabra de Dios, al tratar con sus
hermanos ministros. Pablo declara, “No reprendas con dureza al
anciano, sino exhórtalo como a un padre. A los más jóvenes, trátalos
como a hermanos”. Habrá ocasiones para hablarles de sus errores a
quienes han estado por mucho tiempo en el ministerio, pero que se
haga como una petición y no como una reprensión. Los ministros
jóvenes han de ser tratados como hermanos, y que Dios nos ayude
para ayudarnos unos a otros. Debemos mantener una conexión viva
con Dios. Debemos ser vestidos con poder de lo alto mediante el
bautismo del Espíritu Santo, para alcanzar una norma más eleva-