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El Ministerio Pastoral
afectar, no solamente el entendimiento, sino también el corazón y
la vida. La religión práctica y genuina guiará a quien la posee a
controlar sus afectos.—
Testimonies for the Church 4:371
.
El pecado es pecado aún cuando el seductor sea un minis-
tro
—Si las hermanas fuesen nobles y puras de corazón, cualquier
insinuación corrupta, aun de parte de sus ministros, sería repelida
con tal firmeza que no se repetiría nunca más. Deben ser mentes
terriblemente confundidas por Satanás las que escuchan la voz del
seductor porque es un ministro, y en consecuencia faltan a los claros
y positivos mandamientos de Dios y se engañan pensando que no
cometen pecado. Acaso no tenemos las palabras de Juan: “El que
dice: Yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es
mentiroso, y no hay verdad en él”. ¿Qué dice la ley? “No cometerás
adulterio. Cuando un hombre profesa guardar la santa ley de Dios, y
es un ministro de las cosas sagradas, se aprovecha de la confianza
que su rango inspira y busca satisfacer sus bajas pasiones, este sólo
hecho debiera ser suficiente para hacer ver a una mujer que profesa
la piedad que, aunque su profesión es tan exaltada como los cielos,
una propuesta impura de parte de él viene de Satanás vestido de
ángel de luz. No puedo creer que la Palabra de Dios sea una presen-
cia constante en los corazones de los que tan fácilmente rinden su
inocencia y virtud ante el altar de las concupiscencias.—
Testimonios
para la Iglesia 2:407
.
[71]
Nunca se aproveche de la confianza que la gente deposita en
usted
—Cuando los ministros se aprovechan así de la confianza que
la gente deposita en ellos y llevan a las almas a la ruina, se hacen
tanto más culpables que el pecador común, cuanto más elevada es
su profesión. En el día de Dios, cuando se abra el gran libro mayor
del cielo, se verá que contiene los nombres de muchos ministros que
pretendieron tener pureza en su corazón y en su vida y profesaron
que se les había confiado el Evangelio de Cristo, pero se aprovecha-
ron de su situación para seducir a las almas y hacerles transgredir la
ley de Dios.—
Joyas de los Testimonios 2:34, 35
.
Los ministros que están violando el séptimo mandamiento
no deben ser confiados con la custodia de las almas
—No tengo
verdadero fundamento para albergar esperanza con respecto a aque-
llos que han actuado como pastores del rebaño, y durante años fueron
tratados con paciencia por el Dios misericordioso, que los guió con