Página 73 - El Ministerio Pastoral (1995)

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La apariencia personal
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deben ser ejemplo de buenas obras. Deben ser ejemplo de santidad,
limpieza y orden. La apariencia del siervo de Dios, en el púlpito y
fuera de él, debe ser la de un ministro viviente. Puede lograr mucho
más por su ejemplo fiel que meramente predicando desde el púlpito,
permitiendo que su influencia fuera del púlpito no sea digna de
ser imitada. Los que laboran en esta causa están presentando al
mundo la verdad más elevada que jamás haya sido encomendada a
los mortales.—
Testimonies for the Church 1:446
.
Su vestimenta le predica a la gente
—El cuidado en el vestir
es un punto importante. En esto los ministros que creen en la verdad
presente han sido deficientes. El vestir de algunos ha sido desprolijo.
No sólo hubo falta de gusto y de orden en el arreglo de la ropa,
para que siente bien a la persona, del color conveniente y apropiado
para un ministro de Cristo, sino que la vestimenta de algunos ha
sido desaliñada. Algunos ministros usan un chaleco claro, con un
pantalón oscuro o un chaleco oscuro con pantalón claro, sin gusto
ni prolijidad en el vestir, cuando se presentan ante la gente. Estas
cosas predican a la gente. El minstro les da un ejemplo de orden, y
les brinda un modelo de apropiada prolijidad y gusto en el vestir,
o les da lecciones de descuido y falta de gusto que ellos estarán en
peligro de imitar.—
Testimonios para la Iglesia 2:540
.
Los ministros descuidados en su indumentaria ofenden a los
de sensibilidad refinada
—Un ministro que es descuidado en su in-
dumentaria, con frecuencia ofende a las personas de buen gusto y de
sensibilidad refinada. Los que están en falta en este sentido debieran
corregir sus errores y ser más cuidadosos. Al final, se descubrirá
que la pérdida de algunas almas será debido a la falta de pulcritud
del pastor. La primera impresión que tuvieron de él los afectó des-
favorablemente, porque de ninguna manera pudieron relacionar su
apariencia con las verdades que presentaba. Su indumentaria hablaba
contra él, y causó la impresión de que el pueblo a quien representaba
era un conjunto de gente descuidada y que no se preocupaba de su
vestimenta, de modo que sus oyentes no quisieron saber nada con
esa clase de gente.—
El Evangelismo, 486, 487
.
La indumentaria inapropiada puede destruir su influencia
Algunas personas que ministran en las cosas sagradas disponen de
tal manera su ropa sobre su persona que, por lo menos en cierta
medida, eso destruye la influencia de su trabajo. Hay una evidente
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