Página 112 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
Cristo declara: “Y cualquiera que escandalizare a alguno de
estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase
al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase en
lo profundo de la mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! porque
necesario es que vengan escándalos; mas ¡ay de aquel hombre por el
cual viene el escándalo!”
Mateo 18:6, 7
. Una gran responsabilidad
recae sobre los miembros de la iglesia. Deben velar por temor a que,
descuidando las almas de los jóvenes en la fe y esparciendo semillas
de duda e incredulidad bajo la instigación de Satanás, sean hallados
responsables de la ruina de un alma...
En vez de cooperar con Satanás, aprenda cada uno lo que signi-
fica trabajar con Dios. En esta época deprimente su obra exige un
valor y una fe inquebrantables que nos permitan sostenernos unos a
otros. Todos necesitan, como obreros con Dios, estrechar las filas...
Cuando tengáis ocasión de hacerlo, hablad a los obreros; decidles
palabras que les inspiren fe y valor. Somos demasiado indiferentes
unos con otros. Nos olvidamos demasiado a menudo que nuestros
colaboradores necesitan fuerza y valor. En tiempos de pruebas o
dificultades particulares procurad demostrarles vuestro interés y
vuestra simpatía. Cuando tratáis de ayudarles por vuestras oraciones,
hacédselo saber. Haced repercutir en toda la línea el mensaje que
Dios dirige a sus obreros: “Esfuérzate y sé valiente”.
Josué 1:6
.
Los jóvenes deben respetar a los gerentes de las institucio-
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nes
—Los directores de nuestras instituciones tienen una tarea muy
difícil: la de mantener el orden y una sabia disciplina entre la juven-
tud confiada a su cuidado. Los miembros de la iglesia pueden hacer
mucho para animarlos. Cuando los jóvenes no están dispuestos a
someterse a la disciplina de la institución; cuando están decididos a
seguir sus propios impulsos cada vez que son del mismo parecer que
sus superiores, no los sostengan ciegamente sus padres ni simpaticen
con ellos.
Más valdría, sí mucho más, que vuestros hijos sufriesen, y hasta
que bajasen a la tumba, antes que aprender a tratar ligeramente los
principios que forman el cimiento de la lealtad hacia la verdad, hacia
el prójimo y hacia Dios.
En caso de dificultades con los capataces, id directamente a los
que tienen autoridad y averiguad. Recordad que los jefes de los
diversos departamentos comprenden mucho mejor que los demás