Página 125 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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No un liderazgo monárquico, sino semejante al de Cristo
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de hombres. Dios nunca se propuso que su obra llevara el sello ni el
juicio de un solo hombre.—
Joyas de los Testimonios 3:409
.
No debe haber centralización en Jerusalén
—En la obra de
Dios para estos últimos días no debe haber centralización en Jeru-
salén ni manifestación de realeza. Tampoco la obra en diferentes
países debe ser limitada por contratos con la obra que tiene su centro
en Battle Creek, porque éste no es el plan de Dios. Los hermanos
deben reunirse para consultarse mutuamente, porque estamos bajo
el control de Dios tanto en una parte de su viña como en otra. Los
hermanos deben ser de un mismo parecer, así como Cristo y su Padre
lo son. Enseñad y practicad esta verdad para que podamos ser uno
con Cristo en Dios, todos trabajando para nuestra mutua edificación.
La actitud de realeza que anteriormente se manifestó en la Aso-
ciación General en Battle Creek no debe perpetuarse. La casa editora
no debe ser un reino en sí misma. Es indispensable que los princi-
pios que gobiernan los asuntos de la Asociación General también
se practiquen en la administración de la obra de publicaciones y
en el sanatorio. Nadie debe pensar que el departamento de la obra
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en el que trabaja tiene una importancia mucho mayor que otros
departamentos.—
Testimonies for the Church 8:232, 233
.
Dios no ha establecido realeza alguna en la iglesia adventista
del séptimo día para controlar a todo el cuerpo, o para controlar
algún ramo de la obra. No ha dispuesto que la carga de la dirección
descanse sobre unos pocos hombres. Las responsabilidades están
distribuidas entre un gran número de hombres competentes.—
Joyas
de los Testimonios 3:240
.
Una regla para directores y dirigidos
—Que los hombres que
ocupan cargos de responsabilidad consideren seriamente que no
existe una regla de acción para los hombres que ocupan cargos de
autoridad y otra para la clase que se espera que se someta a sus
decisiones; no hay una regla para el director y otra para los que
actúan bajo su dirección. Muchos que son tratados como inferiores
son personas cuyos principios y comportamiento son de tal natu-
raleza que tienen la aprobación del cielo. Pueden ser considerados
inferiores en el mundo de iniquidad, apariencia y falsedad; pero ante
la vista de Dios son considerados más preciosos que el oro probado
con fuego en el crisol; cuando Cristo venga serán hallados dignos
de alabanza, honra y gloria. Los verdaderos imitadores de Cristo,