Página 130 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
vinculados con él. Me lleno de aflicción cuando en mis sueños me
visitan diferentes personas que me presentan la corrupción existente
en la institución y que ruegan que se le ponga remedio. Cuando
despierto comprendo que se trataba sólo de un sueño, pero sé que es
la verdad. Estimado hermano, he estado enterándome de la existencia
de un espíritu de severidad, de duro dominio sobre los ignorantes y
los débiles. En lugar de que la casa editora sea una escuela donde los
jóvenes aprendan a entregar sus corazones al Señor, los maestros y
los supervisores con su manera de ser los empujan hacia el campo de
batalla de Satanás. No es un lugar en el que se agasaja al Señor Jesús
como un Huésped celestial. Algunos de los supervisores y obreros
dirigidos por ellos dedican muy poco tiempo a pensamientos de un
orden elevado y santo; el Señor no es glorificado.—
Carta 86, 1896
;
Sp. IRHWBC 1, 2
.
Menos supervisores y más productores
—El superintendente
de la casa editora es un vigilante encargado de velar por sus intere-
ses. Para llevar esto a cabo no debe tener otras responsabilidades.
Hermanos, debierais aliviar la carga que el Hno. Jone
está lle-
vando fuera de la casa editora. El es sólo un hombre mortal, y si
cumple fielmente su deber en la institución, ya tiene todo lo que
un solo hombre puede llevar a cabo. Sin una fiel supervisión de su
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parte, algunas cosas no recibirían la atención que debieran tener y
resultarán muy mal. Tened cuidado con los trabajos que le asignáis
pertenecientes a actividades de la iglesia. Debiera tener a su lado
a una persona digna de confianza, dedicada y temerosa de Dios,
para no descuidar nada relacionado con la casa editora. Pero en
esta institución se han colocado hombres a cargo del trabajo que
actúan más como supervisores, que como obreros desprovistos de
egoísmo e interesados en la obra. Si hubiera menos supervisores y
más fieles hacedores del trabajo, las fuerzas administrativas de la
institución mejorarían notablemente. Si el Hno. Jones tiene como
colaboradores nada más que a supervisores que evitan trabajar y
prefieren decir a otros lo que deben hacer, sería mejor que se quedara
solo.—
Manuscrito 14, 1891
.
C. H. Jones fue gerente de la Pacific Press durante casi 50 años. Fue nombrado
como uno de los primeros fideicomisarios de los escritos de Elena G. de White.