Página 168 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

Basic HTML Version

164
El Ministerio de Publicaciones
que derramó sobre el rey de Egipto. Dios soportó pacientemente la
perversidad de los hombres. Les envía reproches definidos y claras
instrucciones; pero si no aceptan las advertencias de Dios, si persis-
ten en seguir su propia voluntad, sus impulsos personales, el Señor
les enviará sus juicios y no perdonará su persistente determinación
de ser como la gente del mundo.
Lamento profundamente que los hombres sean tan voluntaria-
mente obstinados, como lo fue Faraón en Egipto y Nabucodonosor
en Babilonia; pero eso es lo que sucede. Que todos reciban la ad-
vertencia de los mensajes enviados por el cielo, para que cuando
cualquier persona exalte su propia manera de hacer las cosas y su
juicio personal como supremos, sepa que se pondrá bajo la juris-
dicción de Satanás y será ofuscado por él, hasta que su espíritu y
sus métodos se conformen a los del archiengañador, poco a poco,
hasta que la totalidad de su mente quede sometida a la influencia de
su hechizo. La serpiente mantiene sus ojos fijos sobre esa persona
para hipnotizarla, hasta que pierde todo poder para escapar de la
trampa.—
Manuscrito 122, 1905
.
¿Qué lección nos está enseñando Dios?—
Debemos aprender
el significado de la destrucción de dos de nuestras instituciones ma-
yores. No podemos permitirnos mirar con indiferencia estas cosas.
¿Qué lección nos está enseñando Dios? ¿No trata de hacernos ver
la necesidad de examinarnos con atención para que veamos si es-
tamos en la fe? ¿No procura acaso inducirnos a pensar más en el
tiempo en que vivimos? Las señales de los tiempos que se están
produciendo por todas partes nos muestran que el fin de todas las
cosas está cerca. Debiéramos manifestar una intensa seriedad. Nues-
tras energías adormecidas debieran ser despertadas por un esfuerzo
[194]
perseverante. Obreros consagrados debieran ir al campo y avanzar
con inteligencia, preparando el camino para el Rey y obteniendo
victorias en nuevos lugares.—
Carta 43, 1903
.
Las experiencias del pasado preparan para el futuro
—Se
me ha mostrado repetidamente que las experiencias del pasado del
pueblo de Dios no deben considerarse como si fueran sin valor. No
debemos tratar la historia de estos eventos como trataríamos a un
almanaque del año anterior. Hay que recordar los hechos porque la
historia se repetirá. Las tinieblas de los misterios de la noche deben
iluminarse con la luz celestial...