Reproche divino por ignorar el consejo
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delante de Dios en este tiempo, en vista de las calamidades especiales
que han acaecido en San Francisco (terremoto e incendio el 18 de
abril de 1906) y la casa editora de Mountain View. Que ellos mediten
en esto y obedezcan. Que todos los que trabajan en la obra examinen
la posición individual en que se encuentran delante de Dios.
Se me ha pedido que diga a los obreros de la Pacific Press en
Mountain View: “Que todos se alejen de la impenitencia que acarreó
destrucción en San Francisco. Tened cuidado de eliminar de vuestra
vida todos los pecados que afectaban a los habitantes de esa ciudad
condenada. No procuréis olvidar que los juicios de Dios pronto
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caerán sobre todos los que son impíos. Entonces nadie tendrá la
oportunidad que ahora tenéis, de efectuar una preparación para la
vida futura e inmortal.—
Manuscrito 85, 1906
.
La calamidad no siempre es retribución
—Cuando sobreviene
una calamidad, a menos que el Señor indique claramente que ese
desastre es enviado como castigo para los que se han alejado de sus
consejos; a menos que él revele que ha sobrevenido como retribución
por los pecados de los obreros, que todos refrenen su impulso de
criticar. Seamos cuidadosos de no reprochar a nadie.—
The Review
and Herald, 16 de agosto de 1906
.
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