Reubicación y reconstrucción
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Que nadie trate de retirar su inversión de la Review and Herald.
No sería correcto hacerlo. El dinero que invertimos en acciones era
el regalo que Dios nos había hecho, y nuestro don para la institución.
¿No haremos una obra ahora que lleve la aprobación de Dios? Pon-
gamos en práctica los principios del Evangelio. Que nuestra religión
hable y diga: “El dinero que hemos invertido en la casa editora es un
obsequio que hemos hecho a la institución, y ahora que el desastre
la ha alcanzado, no me siento libre de retirar mi obsequio. Se han
cometido errores en la institución, pero no soy yo quien debe aplicar
el castigo. El Señor ha tomado este asunto en sus propias manos.
Debo hacer todo lo posible para contribuir a colocar la institución
en una posición ventajosa”.—
Manuscrito 66, 1903
.
Una casa editora en la capital de los Estados Unidos
—Si hay
un lugar en el mundo que debiera recibir la luz plena de la verdad
presente, es la ciudad de Wáshington, que es el corazón mismo de la
nación. Los que desempeñan una parte prominente en la redacción
de proyectos de ley para la nación debieran comprender lo que está
escrito en la ley de Dios y que se encuentra en el fundamento de
toda ley justa...
Nuestros hermanos de Wáshington han sido favorecidos al en-
contrar propiedades adecuadas para usarlas con el fin de promover
los diversos ramos de nuestra obra. Esto es un cumplimiento de la
luz que se me había dado, que en diferentes secciones del país debié-
ramos poder conseguir, a precios bajos, propiedades que pudieran
utilizarse para nuestra obra institucional...
Nuestra planta impresora de Battle Creek tiene que ser trasladada.
En la búsqueda de un lugar favorable para esta institución, que
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nuestros hermanos estudien las ventajas que podrían obtenerse con
el traslado a Wáshington. Nuestra casa editora debiera situarse en un
lugar donde su influencia cumpla lo más posible en la promulgación
de la verdad. El Señor nos guiará en la selección de un lugar para
esta institución. Dejaremos que él lleve a cabo sus propósitos.
La capital de nuestra nación, por encima de todos los demás
lugares, debiera ahora tener la oportunidad de escuchar el mensaje
para este tiempo. Satanás está trabajando en ese lugar contra Jehová
con todo su poder.
Os presento este asunto como algo que me conmueve poderosa-
mente. Una cosa es cierta: no nos veremos libres de cargo a menos