Página 187 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Establecimiento de casas editoras en nuevos lugares
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Cuando la obra de las publicaciones comenzó en Nashville,
los obreros se habían propuesto definidamente evitar las deudas,
pero en sus esfuerzos desesperados por hacer ladrillos sin paja,
nuestros hermanos se vieron inducidos a alejarse de este propósito,
y como resultado, la obra se ha visto envuelta en dificultades. Pero
los obreros de Dios no deben desanimarse a causa de esto. La obra
no debe detenerse. Procuremos todos ahora evitar definidamente los
errores cometidos en el pasado. Deben protegerse como con una
cerca de alambre de púas contra la inclinación a endeudarse. Que
digan firmemente: “De aquí en adelante no avanzaremos más rápido
que lo que el Señor indique y que lo que los recursos disponibles
permitan, aunque la obra necesaria tenga que esperar por un tiempo.
Al comenzar la obra en nuevos lugares trabajaremos con limitaciones
económicas antes de causar deudas a la obra de Dios”.—
Testimonies
for the Church 7:235, 236
.
[216]
Nunca se debe amputar el miembro que se puede salva
Anoche me pareció que me encontraba en la sala de operaciones
de un gran hospital al que llevaban a la gente y donde se prepara-
ban los instrumentos necesarios para amputarles apresuradamente
los miembros. Llegó uno que causaba la impresión de tener auto-
ridad, quien preguntó a los cirujanos: “¿Es necesario traer a esta
gente a esta sala?” Mirando misericordiosamente a las víctimas,
dijo: “Nunca amputéis un miembro hasta que se haya hecho todo
lo posible para restablecerlo”. Después de examinar los miembros
que los cirujanos habían estado a punto de amputar, dijo: “Pueden
ser salvados. Lo primero que se debe hacer es valerse de todos los
medios aconsejables para restablecer estos miembros. Qué terrible
El domingo de mañana, 13 de octubre de 1902, varios dirigentes de iglesia se
reunieron con Elena de White en su residencia de Elmshaven, California, con el fin
de analizar el futuro de la incipiente planta impresora del sur. Después de estudiar los
informes financieros y de escuchar las peticiones de los hermanos, la Sra. White concordó
con A. G. Daniells que la Southern Publishing House “es mejor que se cierre”. Pero a la
siguiente noche, el Señor le dio la visión de la sala de operaciones. Véase A. G. Daniells,
The Abiding Gift of Prophecy, 322-329
. Sin embargo, resulta evidente que Elena de White
reconoció que algunos “miembros” podría ser necesario amputarlos aun después de haber
hecho “todo lo posible” por salvarlos, porque en 1898 escribió: “Que Dios ayude a los
administradores de nuestros colegios a no incurrir nunca en gastos que excedan a las
entradas, aun cuando el colegio deba ser cerrado”.
Consejos sobre Mayordomía Cristiana,
285
.