Página 19 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

Basic HTML Version

La visión recibida en Dorchester en 1848 y los primeros ensayos de publicaciones
15
y luego, con ambas manos, luchaba contra el aire, y gritaba aterrori-
zado: “¡No! ¡No!” y se acercaba más aún a nosotros. Sabíamos que
éste era el esfuerzo de Satanás para molestarnos, y nos arrodillamos
en oración. Mi esposo reprendió al mal espíritu en el nombre del
Señor, y Edson se quedó tranquilamente dormido en los brazos de la
Hna. Bonfoey, y descansó bien toda la noche.
Mi esposo fue atacado nuevamente. Sentía mucho dolor. Me
arrodillé al lado de su cama y rogué al Señor que fortaleciera nuestra
fe. Yo sabía que Dios había obrado en su favor, y reprendí a la
enfermedad; no podíamos pedirle al Señor que hiciera lo que él
ya había hecho. Pero oramos para que el Señor llevara adelante
su obra. Repetimos estas palabras: “Tú has obrado. Creemos sin
ninguna duda. ¡Lleva adelante la obra que tú has empezado!” Así
suplicamos durante horas delante del Señor, y mientras orábamos,
[21]
mi esposo se durmió, y descansó bien hasta la luz del día. Cuando
se levantó estaba muy débil, pero no queríamos concentrarnos en las
apariencias.
Confiamos en la promesa de Dios, y determinamos andar por fe.
Se nos esperaba en Auburn ese día para recibir el primer número del
periódico. Creíamos que Satanás estaba tratando de obstaculizarnos,
y mi esposo decidió ir confiado en el Señor. El Hno. Harris alistó el
carruaje, y la Hna. Bonfoey nos acompañó. A mi esposo tuvieron que
ayudarlo para subir al carro; sin embargo, con cada kilómetro que
recorríamos aumentaban sus fuerzas. Manteníamos nuestra mente
en Dios, y nuestra fe en constante ejercicio, mientras recorríamos el
camino con paz y felicidad.
Cuando recibimos la revista impresa y regresamos a Centerport,
teníamos la seguridad de hallarnos en la senda del deber. La bendi-
ción del Señor descansó sobre nosotros. Aunque nos había golpeado
Satanás, habíamos ganado la victoria por medio de Cristo que nos
fortalecía. Llevábamos una cantidad considerable de periódicos con
la preciosa verdad para el pueblo de Dios.
Nuestro niño se estaba restableciendo, y no se le permitió a
Satanás que volviera a afligirnos. Trabajábamos desde temprano
hasta tarde, a veces sin tomar tiempo para sentarnos a la mesa para
ingerir nuestros alimentos. Con un plato de alimento a nuestro lado,
comíamos y trabajábamos al mismo tiempo. Al abusar de mis fuerzas