Página 201 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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La publicación de libros de Elena G. de White
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parte del Señor. Haremos todo lo posible en la preparación de los
materiales, y pediremos al Señor que coloque la carga sobre quienes
pueden ayudarnos con su talento financiero. Algunos ya me han
prestado dinero. Les pago cinco por ciento de interés, y les devuelvo
el dinero cuando ellos lo solicitan.
Hermano, necesitamos esforzarnos por presentar a los habitantes
del mundo el mensaje de advertencia que los preparará para per-
manecer firmes en el gran día de prueba y de juicio, ¿nos ayudará
[233]
usted?—
Carta 139, 1904
.
Hay que prestar atención a los gastos de publicación de nue-
vas ediciones
—Necesito con urgencia recursos para vivir y pagar
a mis empleado
. Estoy tratando de seguir la instrucción que se
ma ha dado de que no contraiga más deudas, sino que haga todo
lo posible para librarme de ellas. Y como no tenemos el capital
necesario para invertir, no veo cómo podríamos volver a componer
estos libros. No debemos hacer este trabajo.
Aunque estas obras no se venden con tanta facilidad como sería
el caso si se las sometiera a una revisión total, el trabajo de volver a
componerlas colocaría sobre mí una carga más pesada que la que
puedo soportar...
Habría consentido en efectuar un gasto considerable de dinero
para este fin si el Señor no me hubiera hecho ver que se produciría
insatisfacción debido a que una nueva edición obstruiría totalmente
la venta de los libros de la edición actual. Quiero que todas mis
acciones sean fieles a Dios y deseo obedecer los principios de su ley.
Debo amarlo en forma suprema y a mi prójimo como a mí misma...
El tiempo del fin está cerca. Deseo que todas mis transacciones
lleven la marca del altruismo.—
Carta 229, 1903
.
[234]
Elena de White recibió el sueldo de un pastor ordenado después del fallecimiento
de su esposo en 1881. También recibió derechos de autor por la venta de sus libros; pero
los gastos relacionados con la composición de sus libros y los salarios pagados a sus
empleados de oficina se solventaban con sus derechos de autor.