Página 22 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
que tiene muchos amigos, la dejaré voluntariamente con tal que se
encuentre quien la dirija. Espero que se me abra el camino. Que el
Señor lo guíe todo”.
Haciendo frente a la adversidad en Rocheste
—En abril de
1852 nos trasladamos a Rochester, Nueva York, en las circunstancias
más desalentadoras. A cada paso nos veíamos precisados a seguir
adelante por fe. Aun estábamos impedidos por la pobreza, y tuvimos
que practicar la más rígida economía y abnegación. Presentaré un
breve extracto de la carta escrita a la familia del Hno. Howland el
16 de abril de 1852:
“Acabamos de instalarnos en Rochester. Hemos alquilado una
casa vieja por ciento setenta y cinco dólares al año. Tenemos la
prensa en casa, pues de no ser así hubiéramos tenido que pagar
cincuenta dólares al año por un local para oficina. Si pudiera ver
nuestros muebles, no podría evitar una sonrisa. Compramos dos
camas viejas por veinticinco centavos cada una. Mi esposo me trajo
seis sillas desvencijadas, de las que no había dos iguales, que le
costaron un dólar, y después me regaló otras cuatro, también viejas
y sin asiento, por las que había pagado sesenta y dos centavos. Pero
como la armazón era fuerte, les he estado poniendo asientos de tela
resistente.
[25]
La mantequilla está tan cara que no podemos comprarla, ni tam-
poco las papas. Usamos salsa en vez de mantequilla y nabos en lugar
de papas. Nos servimos nuestras primeras comidas colocándolas
sobre una tabla apoyada entre dos barriles vacíos. Nada nos importan
Jaime White presentó las siguientes razones por las que pensaba que la revista no
debía continuar imprimiéndose en la imprenta comercial de Saratoga Springs, Nueva
York.
“1. No conviene imprimir una revista como la nuestra en una imprenta comercial en la que
dejan el trabajo para hacerlo en el séptimo día, y es muy desagradable e inconveniente
para nosotros ver que el trabajo se hace en día sábado.
“2. Si los hermanos tuvieran un pequeño taller, la revista podría imprimirse en él por tres
cuartos de lo que nos cobran en imprentas grandes.
“3. Creemos que podemos conseguir operarios que guarden el sábado y que puedan
manifestar un interés por la revista que otros no sienten. En este caso se aliviará mucho a
la persona que actualmente es responsable de ella”.
The Review and Herald, 2 de marzo
de 1852
.
Se compró una prensa manual en Wáshington por 662,93 dólares. Esta fue la primera
empresa editorial que los adventistas del séptimo día poseyeron y dirigieron.