Página 222 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
ocasionar este desplazamiento de responsabilidad no tienen idea de
cuál será el resultado de su acción, pero Dios nos lo ha presentado
claramente. Dios dice: “Maldito el varón que confía en el hombre, y
pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová”.
Jeremías
17:5
.
Que los autores no sean instados a entregar ni a vender sus
derechos de los libros que han escrito. Que reciban una parte justa
de las ganancias producidas por su obra; y que ellos consideren sus
recursos financieros como un legado de Dios que deben administrar
de acuerdo con la sabiduría que él les imparta.—
Testimonies for the
Church 7:176-178
.
Los publicadores deben tratar justamente con los autores
Los publicadores, en el pasado, se han puesto en el lugar de Dios
para dictar, controlar y administrar siguiendo su propia voluntad,
y enseñorearse sobre la heredad de Dios. Han actuado engañosa-
mente en sus transacciones con los autores. He sido llevada a juntas
privadas y he escuchado los planes que se han concebido. Algunos
dirigentes han logrado hacer creer a un autor que su obra carece de
valor y que no tienen ningún interés en el libro. El autor carece de re-
cursos financieros. Siente que tiene las manos atadas. Los dirigentes
hablan y expresan sus opiniones, y finalmente consiguen que acepte
sus propias condiciones y los derechos de autor que le ofrecen por
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la publicación de su libro.
El trato hecho con ----- -----no fue honrado ni justo en todos sus
aspectos. No se le hizo justicia. El esfuerzo realizado para vencer
la resistencia de ----- ----- y obtener posesión de sus libros, ha sido
un espectáculo lamentable, porque lo ha arrinconado entre la espada
y la pared. Los cerebros de los hombres han sido comprados y
vendidos.—
Carta 43, 1899
.
Cada persona debe manejar sus negocios personales
—El Se-
ñor desea que cada persona se ocupe de sus negocios personales
y maneje sus propios talentos. No desea que sus hijos entreguen
a otros los únicos recursos con que cuentan para invertirlos en su
causa por cuenta propia.
Algunos suponen que sólo una parte de sus recursos pertenece al
Señor, pero están equivocados. El Señor es el dueño de todo. Todos
debieran sentir que son responsables de invertir sus recursos de
acuerdo con las exigencias de la obra. Hay pobres a quienes se debe