Página 226 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
sus derechos a ninguna institución, porque tal cosa no será una
bendición para ella.
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A menos que se tenga cuidado, el mercado se inundará de libros
de calidad inferior; y se privará a la gente de la luz y la verdad que es
indispensable que reciban a fin de preparar el camino para el Señor.
Esto se ha hecho y volverá a hacerse, a menos que los principios
correctos ejerzan control en la casa editora.—
Carta 43, 1899
.
Problemas relacionados con el pago atrasado de derechos
de autor
—Cuando los hombres se conviertan, se aclararán tan bien
las cosas, que será innecesaria cualquier investigación que usted
pueda llevar a cabo. Sería inútil, en la actualidad, procurar dilucidar
con exacta justicia todas las transacciones efectuadas en el pasado.
Si trata de hacerlo se enredará en un rompecabezas sin solución.
Algunos autores han recibido todo el derecho de autor que les co-
rrespondía por la venta de sus libros. El Señor no requiere que la
administración de la Review and Herald lleve a cabo el intrincado
trabajo de establecer proporcionalmente lo que cada autor debiera
recibir por pago atrasado de derechos de autor. Si lo hace, cometerá
un error peor aún que aquel en el cual se ha incurrido. Este procedi-
miento despertará una actitud de egoísmo en algunas personas, lo
que les causará gran perjuicio. Podría nombrar a muchas personas
que ejemplifican lo dicho, pero prefiero no hacerlo.
Ahora actúe con buen juicio y no cometa un segundo error. Con-
sideremos estos asuntos. Los que comercializan los libros debieran
recibir una remuneración adecuada por su trabajo. Pero quiero de-
cirles que si se acepta el procedimiento que usted propone, todos
los autores se sentirán con derecho a presentar reclamaciones en
consonancia con el valor que atribuyen a sus libros. Se producirá
un brote de egoísmo que llenará de asombro. Ahora bien, herma-
nos, vuestra escasez de recursos en este momento es el resultado
precisamente de este egoísmo. Se ha introducido en la obra cuando
no debiera haber recibido aliento de vida, sino que debiera haberse
estrangulado en el comienzo mismo. Dios aborrece las prácticas
que se han seguido. No abráis ahora una puerta para que Satanás
entre donde puede trabajar con las mentes humanas. No deis a los
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que escriben libros la oportunidad de autodestruirse. Los que son
más egoístas, sin que les importe la escasez de recursos de la casa
editora, se atribuirán tanta importancia, que extraerán de la editorial