Página 246 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
Las mentes humanas deben tratarse con el espíritu debido
Hay necesidad de información en lo que concierne a los derechos
y deberes de las personas que ocupan cargos de autoridad y que
han estado tratando despóticamente a la heredad de Dios. Cuando
una persona es colocada en un cargo de autoridad, e ignora la clase
de espíritu que debiera ejercer en su trato con las mentes humanas,
necesita aprender los principios básicos referentes a su autoridad
sobre sus semejantes. Hay que introducir principios correctos en el
corazón y entretejerlos con la trama y urdimbre del carácter.—
Carta
83, 1896
.
Promuévase un servicio fiel y profesional
—Muchas veces he
recibido instrucciones según las cuales los colportores que trabajan
en el campo debieran recibir más aliento. No hay que desanimar a
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nuestros ministros para que colporten, si por alguna razón desean
obtener dinero adicional.
La obra de colportaje no debe dirigirse en forma descuidada y
negligente. Los que trabajan en un cargo que requiere el manejo
de dinero debieran mantener un registro cuidadoso de cada centa-
vo recibido o gastado. La adquisición de hábitos de exactitud los
capacitará para prestar mayor utilidad.
Cuando un colportor continúa pidiendo libros pero no envía un
informe de los que ha entregado ni del dinero recibido de su venta,
los dirigentes del departamento, deben investigar con tacto y bondad
cuál es la verdadera situación. Proveer libros a un colportor sin que
él los pague, hasta que se endeude sin la posibilidad de pagar, es
favorecer la injusticia entre el colportor y sus empleadores. Esa
forma descuidada y negligente de trabajar resulta desanimadora.
El colportor que llegue a la conclusión de que es incapaz de
trabajar con éxito en la venta de libros, debiera hablar con su jefe y
comunicarle que no puede continuar en ese trabajo.
El colportor debe ser veraz, honrado y fiel. ¡Cuántas personas
podrían librarse de la tentación, y cuánta aflicción podría evitarse, si
todos nuestros obreros fueran enseñados a ser firmes como el acero
en su respeto a los principios!—
Manuscrito 20, 1904
.
Procúrese ganar la confianza de los auxiliares
—Que todos
los que trabajan en la casa editora recuerden que están en una es-
cuela, de la que deben salir preparados para desempeñarse en res-
ponsabilidades espirituales. Que los administradores de la obra no