Página 283 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Enseñando a vender a los colportores evangélicos
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de trabajar para él. Si los jóvenes se preocuparan por su propia sal-
vación con temor y temblor, sabrían por experiencia que Dios está
trabajando con ellos para inducirlos a querer y hacer las cosas que
le complacen.
No sólo hombres, sino también mujeres, pueden participar en la
obra del colportaje. Los colportores deben salir a trabajar de dos en
dos. Este es el plan de Dios.—
The Review and Herald, 7 de octubre
de 1902
.
Se necesitan voluntarios prácticos
—Entre nuestros ministros,
médicos y profesores existe la necesidad de una entrega completa de
la mente, el corazón y el alma a Dios... Los trajes elegantes, las casas
costosas y un sistema de vida de acuerdo con la moda, no son los
elementos que darán reputación a la obra. Pero Dios estima corno
algo de gran valor el espíritu humilde y sereno. La religión no hace
a una persona ruda y vulgar. El verdadero creyente, al comprender
cuán débil es, se cuidará en todo sentido y colocará toda su confianza
en Dios. La verdadera piedad cristiana no puede forzarse, porque
constituye la efusión natural del corazón sincero...
Dios necesita hombres minuciosos, hombres de oración y hom-
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bres prácticos. Una dispendiosa ostentación no eleva a los hombres y
las mujeres a los ojos de las personas sensatas.—
Mensajes Selectos
2:230
.
La voz y la lengua pueden ser usadas por Dios
—La voz y la
lengua son dones impartidos por Dios, y si se los emplea en forma
adecuada, Dios puede usarlos con poder.—
Hijos e Hijas de Dios,
180
.
Mediante el esfuerzo diligente todos pueden adquirir la habilidad
de leer inteligiblemente y hablar en un tono de voz fuerte, claro, so-
noro, de un modo distinto e impresionante. Haciendo esto podemos
aumentar grandemente nuestra eficiencia como obreros de Cristo.
Todo cristiano está llamado a dar a conocer a otros las inescrutables
riquezas de Cristo; por lo tanto debiera procurar la perfección en el
habla.—
Palabras de Vida del Gran Maestro, 270, 271
.
Podemos tener conocimiento, pero a menos que se adquiera
el hábito de usar correctamente la voz, nuestra obra fracasará. Si
no podemos vestir nuestras ideas con lenguaje apropiado, ¿de qué
nos vale nuestra educación? El conocimiento será de poco valor
para nosotros, a menos que cultivemos el talento del habla, que es