Página 296 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
obreros que trabajan en estos centros no sólo debieran estar dedican-
do sus energías y recursos a la difusión de nuestras publicaciones,
sino que también debieran comprender la importancia de gastar una
parte de su dinero para sostener a los predicadores vivientes que
trabajan en las ciudades donde el trabajo bien organizado podría ser
muy fructífero. La página impresa sola no puede llevar a cabo la
obra que el ministro dede realizar. El puede explicar las Escrituras a
la gente, orar con ella, exhortar y hacer que las verdades de la Biblia
produzcan resultados eficaces...
Si es necesario, limitemos la cantidad de nuestras publicaciones
periódicas, y enviemos hombres y mujeres a trabajar con fe y consa-
gración en la predicación de este postrer mensaje de misericordia al
mundo.—
Carta 142, 1909
.
De ciudad en ciudad y de lugar en lugar
—De pueblo en pue-
blo, de ciudad en ciudad, de país en país, debe proclamarse el men-
saje de amonestación de la verdad presente, y eso no debe hacerse
con ostentación, sino con el poder del Espíritu, por hombres de fe.
En el incensario dorado de la verdad, como se la presenta en las
Escrituras, se encuentra lo que convencerá y convertirá a la gente.
Cuando la verdad que nuestro Salvador vino a proclamar a este
mundo se presente en la sencillez del Evangelio, se hará sentir el
poder del mensaje. En esta época, una nueva vida procedente de la
Fuente de toda vida debe posesionarse de cada obrero fiel. ¡Cuán
poco comprendemos la amplitud de nuestra misión! Debemos te-
ner una fe intensa y decidida, y un valor inconmovible en el Señor.
Tenemos poco tiempo para trabajar, y debemos obrar con un fervor
incansable. —
The Review and Herald, 29 de noviembre de 1906
.
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Estados Unidos también necesita la luz
—Despertad, desper-
tad mis hermanos y hermanas, e id a los campos norteamericanos
que nunca han sido trabajados. No penséis que habéis cumplido con
vuestro deber cuando habéis dado algo para los campos extranjeros.
Hay una obra que debe hacerse en esos países, pero también hay una
obra que debe realizarse en los Estados Unidos que es igualmente
importante. En las ciudades de este país hay gente que habla casi
todos los idiomas, que también necesita la luz que Dios ha dado a
su iglesia.
El Señor vive y reina. Pronto se alzará en majestad para sacudir
violentamente la tierra. Ahora hay que predicar un mensaje especial,