Página 311 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Plan maestro espiritual para los centros de publicaciones adventistas
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Hermanos, debierais actuar con precaución, economía y juicio. Hay
que hacer una gran obra, y nuestras casas editoras tienen dificultades
económicas. En la casa editora de Battle Creek hay obreros que
trabajan fielmente pero no reciben un pago equivalente a su labor.
No se trata con justicia a estas personas. Podrían ganar el doble
de lo que reciben aquí en otro trabajo, pero continúan trabajando a
conciencia porque estiman que la causa de Dios necesita ayuda.
Hay una gran obra que debe realizarse en el día de preparación
de Dios, en la formulación y ejecución de planes para el progreso
de su causa. Nuestras publicaciones debieran circular ampliamente,
porque están realizando una magnífica obra. Hay una cuantiosa obra
misionera que debiera llevarse a cabo. Pero se me ha mostrado que
existe el peligro de hacer el trabajo en forma demasiado rutinaria,
intrincada y complicada, lo que produce menos resultados que si
se la hiciera en forma más sencilla, directa y decidida. No tenemos
tiempo ni recursos para mantener todas las piezas de esta maquinaria
funcionando armoniosamente.—
Testimonies for the Church 4:600,
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.
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Dios necesita que se trabaje con vigor y sinceridad
Nuestros hermanos que son responsables de hacer planes para llevar
a cabo esta parte de la obra deben recordar que mientras una cierta
cantidad de educación y preparación es indispensable para trabajar
con inteligencia, también existe el peligro de darle excesiva impor-
tancia a este asunto. Al obtener una educación acabada hasta en
los mínimos detalles, y omitiendo principios fundamentales, nos
convertimos en obreros áridos y formales. Los corazones que Dios
ha preparado mediante la obra de su gracia, son idóneos para la
causa.
Dios necesita que se trabaje con vigor y sinceridad. El aceptará el
propósito sin egoísmo, los principios puros y elevados, y los motivos
superiores y santos. Su gracia y poder obrarán con estos esfuerzos.
Todos los que comprenden que la obra de Dios consiste en preparar a
la gente para su venida, encontrarán en sus esfuerzos desinteresados
oportunidades de hacer trabajo misionero y de distribución de folle-
tos y revistas. Pero se corre el riesgo de gastar demasiado e insumir
tiempo excesivo en hacerlo todo con tanta exactitud y minuciosidad
que se descuide la intervención del corazón en el trabajo, y como
resultado se obtiene sólo un régimen institucional árido.