Página 317 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Administración y promoción esmeradas
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queñeces. No debiera desperdiciarse ninguna cosa que pudiera ser
útil. La falta de economía endeudará nuestras instituciones. Aunque
se reciba mucho dinero, éste se perderá en los pequeños desperdi-
cios que ocurren en todos los ramos de la obra. La economía no es
tacañería.
Todos los empleados de la casa editora debieran ser fieles cen-
tinelas interesados en cuidar las cosas pequeñas, para que nada se
desperdicie. Debieran preocuparse de supuestas necesidades que
consumen dinero innecesariamente. Algunas personas pueden vi-
vir mejor con un sueldo de cuatrocientos dólares anuales que otras
que reciben ochocientos. Sucede lo mismo con nuestras institucio-
nes. Algunos administradores pueden manejarlas con mucho menos
capital que otros. Dios desea que todos los obreros practiquen la
economía, y especialmente que aprendan a ser mayordomos fieles.—
Manuscrito 1, 1879
.
Equilibrio de utilidades entre los Centros de Publicaciones
Adventistas y los editores
—He sentido profundo interés en la obra
misionera con revistas y folletos, y puede ser que mis firmes y ur-
gentes exhortaciones hayan contribuido definidamente a moldear su
organización tal como existe en la actualidad. Pero la última impre-
sión que tengo, al leer lo que escribí el otoño pasado, me muestra
que existe el gran peligro de incluirlo todo en la obra misionera
con revistas y folletos. Esta acción misionera vigilante es como una
rueda dentro de otra rueda, pero al mismo tiempo no debe absorber
otros intereses.
La editorial no debe ser menoscabada en ningún sentido para
mantener a esta sucursal en vigoroso estado financiero, dejando las
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ganancias para la sociedad misionera de folletos y revistas, mientras
que la casa editora recibe escasas ganancias o ningún beneficio.—
Carta 2, 1880
.
No hay que publicar los errores
—El [Dios] ha revelado que
los dirigentes debieran estar en armonía. No debieran imprimir
artículos o presentar ciertos temas ante nuestro pueblo, hasta que
después de analizarlos juntos obtengan una cabal comprensión, y
concuerden entre ellos.
No importa cuáles hayan sido los errores cometidos en la So-
ciedad Misionera Internacional de Folletos, los motivos fueron los
mejores; y aunque este asunto se haya llevado bastante lejos y de-