Página 362 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
periódicos, los libros y revistas instructivos les desagradarán. La
mayoría de los niños y los jóvenes quieren tener cosas que leer;
y si otros no las seleccionan para ellos, se encargarán de hacerlo.
En cualquier parte pueden hallar lecturas capaces de arruinarlos,
y pronto se aficionan a ellas; pero si se les proporcionan lecturas
buenas y puras, cultivarán el gusto por ellas.—
El Hogar Cristiano,
373, 374
.
¿Qué debieran leer los niños?—1. ¿Ficción?—
¿Qué deben
leer nuestros hijos? Esta es una pregunta seria, una pregunta que
requiere una respuesta seria. Me acongoja el ver en las familias
observadoras del sábado, periódicos y diarios que contienen folle-
tines que no dejan buenas impresiones en las mentes de los niños
y jóvenes. He observado a los que han desarrollado un gusto por
los relatos ficticios. Tuvieron el privilegio de escuchar la verdad y
familiarizarse con las razones de nuestra fe; pero han llegado a los
años maduros privados de piedad verdadera y práctica.
Los lectores de novelas ceden a un mal que destruye la espi-
ritualidad y eclipsa la belleza de las páginas sagradas.—
El Hogar
Cristiano, 375
.
[421]
2. ¿Autores infieles?—
Otra fuente de peligro contra la cual
debemos precavernos constantemente es la lectura de autores in-
crédulos. Sus obras están inspiradas por el enemigo de la verdad
y nadie puede leerlas sin poner en peligro su alma. Es verdad que
algunos afectados por ellas pueden recobrarse finalmente; pero todos
los que se someten a su mala influencia se colocan sobre el terreno
de Satanás y él saca el mejor partido de su ventaja. Al invitar ellos a
sus tentaciones, no tienen sabiduría para discernirlas ni fuerza para
resistirlas. Con poder fascinante y hechizador, la incredulidad y la
infidelidad se aferran a la mente.—
El Hogar Cristiano, 376
.
3. ¿Mitos y cuentos de fantasía?—
En la educación de los ni-
ños y los jóvenes, los cuentos de fantasía, los mitos y las novelas
de ficción ocupan un lugar muy grande. Se hace uso en las escuelas
de libros de semejante carácter, y se encuentran en muchos hogares.
¿Cómo pueden permitir los padres cristianos que sus hijos se nutran
de libros tan llenos de falsedades? Cuando los niños preguntan el
significado de cuentos tan contrarios a la enseñanza de sus padres,
se les contesta que dichos cuentos no son verdad; pero esta contes-
tación no acaba con los malos resultados de la lectura. Las ideas