Página 381 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Una cosecha sin precedentes
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predicador vivo no puede; y aunque pudiera llegar, no tendría acceso
a la gente a causa de sus prejuicios contra la verdad.
Se me ha mostrado que sólo pocas personas tienen idea correcta
de lo que la distribución de revistas y folletos está llevando a cabo.
La obra misionera abre puertas en todas partes y prepara las mentes
para que reciban la verdad de labios del predicador vivo. El éxito que
corona el trabajo de los ministros en el campo no se debe solamente
a sus esfuerzos personales, sino en gran medida a la influencia de
los materiales de lectura que han iluminado las mentes de la gente y
eliminado el prejuicio. Así es como muchos se tornan susceptibles a
la influencia de la verdad cuando alguien los pone en contacto con
ella.—
The Review and Herald, 19 de diciembre de 1878
.
Hombres influyentes aceptarán la verdad
—Debe haber un
despertar en el pueblo de Dios a fin de que su obra se lleve a cabo
con poder. Necesitamos el bautismo del Espíritu Santo. Necesitamos
comprender que Dios añadirá a las filas de su pueblo a hombres
hábiles e influyentes que desempeñarán su parte en la tarea de
amonestar al mundo. No todos los que viven en el mundo desprecian
la ley y son pecadores. Dios tiene a muchos miles que no han doblado
su rodilla ante Baal. En las iglesias caídas hay hombres que temen a
Dios. Si eso no fuera así, no estaríamos dando el mensaje que dice:
“Ha caído, ha caído la gran Babilonia... Salid de ella pueblo mío”.
[442]
Apocalipsis 18:2, 4
.
Hay que proclamar el Evangelio en nuestras ciudades. Hombres
educados e influyentes deben escuchar el mensaje. No sólo hombres
capaces blancos, sino también negros, deben aceptar la fe. Estos
deben trabajar por su propio pueblo, y deben ser sostenidos mientras
llevan a cabo la obra que el Señor desea que se haga.
Hay que introducir en la obra de Dios mucho más oración, mucho
más semejanza con Cristo y mucho más conformidad a la voluntad
de Dios. La ostentación y el despliegue extravagante de recursos no
podrán llevar a cabo la obra que debe hacerse. Muchos necesitan
desesperadamente el hálito de vida del cielo. Reconocerán el Evan-
gelio cuando les sea presentado en la forma como Dios se propone
que éste se proclame.—
El Evangelismo, 406, 407
.
Preciosas joyas en su corona
—Cristo se deleita en tomar seres
humanos que al parecer no tienen esperanza—es decir, las personas a
quienes Satanás ha envilecido y ha tenido en su servicio—, para con-