Página 384 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
bajo la dirección divina. Llegó a ser instrumento de Dios para dar
a los hombres los principios que constituyen la salvaguardia, tanto
del hogar como de la sociedad, que son la piedra angular de la
prosperidad de las naciones, principios reconocidos hoy día por los
más grandes hombres del mundo como fundamento de todo lo mejor
que existe en los gobiernos humanos.
La grandeza de Egipto yace en el polvo. Su poder y civilización
han pasado. Pero la obra de Moisés nunca podrá perecer. Los grandes
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principios de justicia para cuya instauración él vivió, son eternos...
¿Quién puede calcular los resultados que tuvo para el mundo
la obra de la vida de Pablo? De todas las influencias benéficas que
alivian el sufrimiento, consuelan la pena, refrenan el mal, elevan
la vida por encima de lo egoísta y sensual y la glorifican con la
esperanza de la inmortalidad, ¡cuánto se debe a las labores de Pablo
y sus colaboradores cuando, con el Evangelio del Hijo de Dios,
hicieron su viaje inadvertido de Asia a las costas de Europa!
¿Cuánto vale para cualquier vida el haber sido instrumento de
Dios para poner en movimiento semejantes influencias benéficas?
¿Cuánto valdrá en la eternidad poder ver los resultados de semejante
obra?—
La Educación, 64-66
.
La verdad pronto triunfará
—El fin se cerca; avanza sigilosa,
insensible y silenciosamente, como el ladrón en la noche. Concéda-
nos el Señor la gracia de no dormir por más tiempo, como otros lo
hacen, sino que seamos sobrios y velemos. La verdad está a punto
de triunfar gloriosamente, y todos los que decidan ahora ser colabo-
radores con Dios triunfarán con ella. El tiempo es corto; la noche se
acerca cuando nadie podrá trabajar.—
El Evangelismo, 502
.
Conversiones como en el Pentecostés
—Viene el tiempo cuan-
do habrá tantas personas convertidas en un día como las hubo
en el día de Pentecostés, después que los discípulos recibieron el
Espíritu.—
Santo El evangelismo, 502
.
De la oscuridad a la fortaleza
—La obra que comenzó en for-
ma débil y oscura continuó aumentando y fortaleciéndose. Casas
editoras y misiones establecidas en muchos países dan fe de su
crecimiento. En lugar de la edición de nuestro primer periódico,
que llevamos a la oficina de correos en una valija, ahora se envían,
mensualmente, muchos cientos de miles de ejemplares de nuestros
diversos periódicos, desde donde se publican. La mano de Dios ha
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