Página 46 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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El Ministerio de Publicaciones
en todo el mundo. Cristo promete a cada obrero la eficiencia divina
que proporcionará el éxito a su trabajo.
Hay demasiada vacilación en los asuntos de nuestras institucio-
nes; demasiado amor a la comodidad. La comisión de Cristo ha de
llevarse a cabo al pie de la letra. El pueblo de Dios ha de consagrarle
a él sus medios y sus aptitudes. Los fieles soldados de la cruz de
Cristo han de salir fuera del campamento, llevando el reproche y
siguiendo la senda de la abnegación hollada por el Redentor.—
The
Review and Herald, 9 de febrero de 1905
.
Hay gran necesidad de hombres que sepan sacar el mejor partido
posible de la prensa a fin de que la verdad reciba alas para volar a
toda nación, lengua y pueblo.—
Obreros Evangélicos, 25
.
El mensajero silencioso es su único predicador—
Se me mos-
tró que ahora la verdad, una vez publicada, subsistirá, porque es la
verdad para los últimos días; vivirá, y en el futuro será menos lo
que se necesitará decir al respecto. No es necesario poner innumera-
bles palabras en el papel para justificar lo que habla por sí mismo
y resplandece en su claridad. La verdad es directa, clara, sencilla,
y se destaca audazmente en su propia defensa; pero no sucede así
con el error. Este es tan tortuoso que necesita multitud de palabras
para explicar sus ideas torcidas. Vi que toda la luz que se había
recibido en algunos lugares provenía de la revista; que as
ciertas
almas habían aceptado la verdad, y luego habían hablado de ella a
otros; y que ahora en lugares donde había varios, éstos habían sido
suscitados por el mensajero silencioso. Era su único predicador. Por
falta de recursos, la causa de la verdad no debe ser estorbada en su
marcha hacia adelante.—
Primeros Escritos, 96
.
Las publicaciones llenas con la verdad determinan en gene-
ral el poder de la iglesia—
El poder y la eficiencia de nuestra obra
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dependen mayormente del carácter de las publicaciones que salgan
de nuestras prensas. Por lo tanto debe ejercerse gran cuidado en
la selección y preparación del material que ha de ir al mundo. Se
necesita la mayor precaución y discriminación. Deben dedicarse
nuestras energías a la publicación de impresos de alta calidad, pure-
Aquí se refiere a la
Review and Herald,
que en ese tiempo, 1853, se publicaba dos
veces en el mes.