Página 49 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Propósito de Dios para la obra de publicaciones
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Debemos establecer nuevos centros misioneros—
Nuestras
casas editoriales son centros establecidos por Dios. Por su medio
debe realizarse una obra cuya extensión no conocemos todavía. Dios
les pide su cooperación en ciertos ramos de su obra que hasta ahora
les han sido ajenos.
Entra en el propósito de Dios que a medida que el mensaje pe-
netre en campos nuevos, se continúe creando nuevos centros de
influencia. Por todas partes, sus hijos deben levantar monumentos
del sábado que es entre él y ellos la señal de que él los santifica. En
los campos misioneros deben fundarse casas editoriales en diver-
sos lugares. Dar carácter a la obra; formar centros de esfuerzos e
influencia; atraer la atención de la gente; desarrollar los talentos y
aptitudes de los creyentes; establecer un vínculo entre las nuevas
iglesias; sostener los esfuerzos de los obreros y darles medios más
rápidos de comunicarse con las iglesias y de proclamar el mensaje,
tales son, entre muchas otras, las razones que abogan en favor del
establecimiento de imprentas en los campos misioneros.
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Las instituciones ya establecidas tienen el privilegio, aún más,
el deber, de tomar parte en esta obra. Estas instituciones han sido
fundadas por la abnegación y las privaciones de los hijos de Dios
y el trabajo desinteresado de los siervos del Señor. Dios desea que
el mismo espíritu de sacrificio caracterice estas instituciones, y que
ellas a su vez contribuyan al establecimiento de nuevos centros en
otros campos.
Una misma ley rige las instituciones y los individuos. Ellas no
deben concentrarse en ellas mismas. A medida que una institución
se vuelva estable y desarrolle su fuerza e influencia, no debe tratar
constantemente de asegurarse nuevas y mejores instalaciones. Para
cada institución, como para cada individuo, es un hecho que reci-
bamos para poder impartir. Dios nos da a fin de que podamos dar.
En cuanto una institución alcance un grado suficiente de desarrollo,
debe esforzarse para acudir en auxilio de otras instituciones de Dios
que tienen mayores necesidades...
El Señor retraerá sus bendiciones de cualquier ramo de su obra
donde se manifiesten intereses egoístas; pero en el mundo entero
dará anchura a su pueblo si éste aprovecha sus beneficios para
elevar a la humanidad. Si aceptamos de todo corazón el principio
divino de la benevolencia, si consentimos en obedecer en todo a