Página 71 - El Ministerio de Publicaciones (1997)

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Normas espirituales elevadas para los obreros de Dios
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Buscad la perfección del carácter
—Debiera producirse una
reforma completa de parte de los hombres que ahora están rela-
cionados con nuestras importantes instituciones. Poseen algunos
rasgos valiosos de carácter, mientras al mismo tiempo manifiestan
una lastimosa carencia de otros. Su carácter necesita tener un molde
diferente, uno que tenga la semejanza de Cristo. Todos deben recor-
dar que todavía no han alcanzado la perfección y que la obra de la
edificación del carácter no está terminada aún. Si anduvieran en pos
de cada rayo de luz dado por Dios; si se compararan con la vida y el
carácter de Cristo, discernirían dónde han fallado en satisfacer los
requerimientos de la santa ley de Dios y procurarían hacerse perfec-
tos en su esfera, así como el Dios del cielo es perfecto en la suya. Si
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estos hombres hubieran comprendido la importancia de estas cosas,
hoy estarían muy alejados de su condición actual, y mucho mejor
calificados para satisfacer cargos de confianza. Durante estas horas
de prueba deben procurar la perfección del carácter. Deben aprender
diariamente de Cristo...
Los hombres a quienes Dios ha relacionado con sus instituciones
no deben pensar que ya no pueden efectuar ninguna mejoría, porque
ocupan cargos de responsabilidad. Si han de ser hombres representa-
tivos, guardianes de la obra más sagrada que se haya encomendado a
los mortales, deben adoptar la posición de aprendices. No deben sen-
tirse autosuficientes ni engreídos. Debieran comprender que están
pisando suelo sagrado. Hay ángeles de Dios listos para atenderlos, y
deben estar continuamente en condición de recibir luz e influencias
celestiales, porque de no ser así, no están mejor preparados para la
obra que los incrédulos.—
Testimonies for the Church 5:556-558
.
El mundo observa las instituciones adventistas
—Recuerden
los que están relacionados con las instituciones del Señor que Dios
espera hallar frutos en su viña. Pide una cosecha en proporción a las
bendiciones que concede. Los ángeles del cielo han visitado cada
lugar donde las instituciones de Dios están establecidas, y ministrado
en ellas. La infidelidad es en estas instituciones un pecado mayor
que en otra parte, porque ejerce mayor influencia que en cualquier
otro lugar. La infidelidad, la injusticia, la complicidad con el mal
impiden que la luz de Dios resplandezca en los instrumentos del
Señor.