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El Ministerio de Publicaciones
La obra que se hace para honra y gloria de Dios llevar
el sello
[100]
de Dios. Cristo aprobará la obra de los que se esfuerzan por hacer lo
mejor posible. Y mientras continúan haciendo lo mejor, aumentarán
su conocimiento y el carácter de su obra mejorará...
¡Cuán gloriosa es la perspectiva que espera a los que serán apren-
dices de Cristo, mansos y humildes de corazón, según el Modelo
divino! El Señor Jesús será su Ayudador, su Fortaleza, su Liberación,
si tan sólo usted quisiera creer y andar humildemente delante de
él.—
Carta 153, 1903
.
Poned la causa de Dios sobre todos los demás intereses
—
Ningún vínculo terreno, ninguna consideración terrena, debiera pesar
ni por un momento en la balanza contra el deber hacia la causa y
la obra de Dios. Jesús cortó su conexión con todo para salvar a un
mundo perdido, y requiere de nosotros una consagración completa.
Hay sacrificios que deben realizarse a favor de la causa de Dios.
El sacrificio de los sentimientos es el más intenso de los que se
requieren de nosotros; sin embargo, después de todo, es un sacrificio
pequeño. Usted tiene muchos amigos, y si los sentimientos están
santificados, usted no sentirá que está haciendo un sacrificio muy
grande. No deja a su esposa entre paganos. No ha sido llamado a
recorrer las ardientes arenas del desierto africano, a correr el riesgo
de ser encarcelado ni a enfrentar pruebas a cada paso. Tenga cuidado
con la forma como actúa con los que simpatizan con usted, y cómo
permite que los sentimientos humanos y consideraciones personales
se mezclen con sus esfuerzos y trabajos por la causa de Dios. El
exige un servicio abnegado y voluntario. Usted puede prestarlo y
al mismo tiempo cumplir con todos sus deberes familiares; pero
considere esto último como un asunto secundario.—
Testimonies for
the Church 3:500
.
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Un estudio de la vida de Jaime White y su esposa Elena en los comienzos de la
iglesia, proporciona un ejemplo convincente de una dedicación sin reserva al servicio de
Dios. Los dos hijos que les sobrevivieron, Edson y William, también fueron objetos de
su atención y cuidado, aunque los esposos White algunas veces tuvieron que dejarlos al
cuidado de otras personas. Ambos hijos llegaron a ser pastores del Evangelio. Cuando
Jaime y Elena tenían que separarse debido a las exigencias de la causa, se reconfortaban
mutuamente con expresiones de comunión y cariño cuando volvían a reunirse al final del
viaje.
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