Página 323 - Maranata

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Nuestra redención se acerca, 30 de octubre
Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
Lucas
21:28
.
La venida de Cristo está más cerca que cuando por primera vez creímos. Se acerca el fin de la gran controversia. Los juicios de
Dios están en la Tierra. Hablan en solemne amonestación diciendo: “También vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del Hombre
vendrá a la hora que no pensáis”.
Mateo 24:44
...
Estamos viviendo en medio de las escenas finales de la historia de esta Tierra. Las profecías se están cumpliendo rápidamente.
Están transcurriendo velozmente las horas del tiempo de gracia. No tenemos tiempo que perder, ni un momento. No seamos hallados
durmiendo en la guardia. Nadie diga en su corazón o por sus obras: “Mi Señor se tarda en venir”. Resuene el mensaje del pronto
regreso de Cristo en fervientes palabras de advertencia. Persuadamos a hombres y mujeres por doquiera a arrepentirse y huir de la ira
venidera...
El Señor va a venir pronto, y debemos estar preparados para recibirlo en paz. Resolvamos hacer todo lo que está en nuestro poder
para impartir luz a los que nos rodean. No debemos estar tristes, sino alegres, y recordar siempre al Señor Jesús. Él va a venir pronto,
y debemos estar listos a aguardar su aparición. ¡Oh, cuán glorioso será verle y recibir la bienvenida como sus redimidos! Largo
tiempo hemos aguardado; pero nuestra esperanza no debe debilitarse. Si tan solo podemos ver al rey en su hermosura, seremos
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bienaventurados para siempre. Me siento inducida a clamar con gran voz: “¡Vamos rumbo a la patria!” Nos estamos acercando al
tiempo en que Cristo vendrá con poder y grande gloria a llevar a sus redimidos a su hogar eterno...—
Joyas de los Testimonios 3:256,
257
.
Por largo tiempo hemos esperado el retorno del Señor. Pero la promesa es, de todos modos, segura. Pronto estaremos en
nuestro hogar prometido. Allí Jesús nos pastoreará junto al río de la vida que sale del trono de Dios, y nos explicará las tenebrosas
providencias a través de las cuales nos condujo para perfeccionar nuestros caracteres. Allí contemplaremos con clara visión las
bellezas del Edén restaurado. Echando a los pies del Redentor las coronas que ha puesto sobre nuestras sienes, y tocando las arpas
doradas, henchiremos el cielo entero con la alabanza debida al que está sentado sobre el trono.—
Testimonies for the Church 8:265
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