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Combatiendo las enfermedades
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la bendecida seguridad de que él se acercó a nosotros. Aquellos
momentos de comunión con Dios fueron realmente preciosos, extra-
ordinariamente preciosos.
Las primeras cinco semanas de nuestra aflicción las pasamos en
nuestro propio hogar. En su sabiduría nuestro Padre celestial no con-
sideró apropiado devolver inmediatamente la salud a mi esposo en
respuesta a nuestras fervientes oraciones, si bien nos parecía sentirlo
gloriosamente cerca de nosotros, sosteniéndonos
y consolándonos
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mediante su Santo Espíritu.
Estadía en Dansville, Nueva York
Teníamos confianza en el uso del agua como uno de los reme-
dios indicados por Dios, pero no confiábamos en medicamentos.
No obstante, me sentía muy cansada para poder aplicar yo misma
los remedios hidroterápicos a mi esposo. Por lo tanto pensamos
que lo mejor sería llevarlo a Dansville, Nueva York, donde él po-
dría descansar y donde podríamos disponer del cuidado de médicos
hidroterápicos capaces. No nos atrevimos a seguir nuestro propio
juicio, y decidimos buscar el consejo de Dios. Después de orar mu-
cho sobre el asunto decidimos ir. Mi esposo soportó el viaje muy
bien.
Permanecimos en Dansville cerca de tres meses. Conseguimos
alojamiento a corta distancia de la institución, y desde allí podíamos
caminar, con lo que disfrutábamos el mayor tiempo posible del aire
libre. Cada día íbamos a tomar el tratamiento, excepto los sábados y
domingos.
Tal vez algunos pudieron haber pensado que al haber ido a Dans-
ville para someternos a tratamientos de los médicos estábamos per-
diendo la fe en que Dios podría curar a mi esposo en respuesta a
nuestras oraciones. Pero no era así. Nunca pensamos que estábamos
despreciando los medios que Dios había puesto a nuestro alcance
para lograr la recuperación de la salud, sino que más bien, colocán-
dolo a Dios sobre todo, creíamos que él, que ha dado al hombre
el conocimiento de remedios naturales, esperaba que nosotros los
usáramos para ayudar a nuestro maltratado organismo a recobrar sus
energías gastadas. Estábamos seguros de que el Señor bendeciría las
medidas que estábamos tomando para recuperar la salud.
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