Página 169 - Notas biogr

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Reclamando a los perdidos
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sobre la parábola de la oveja perdida. Su palabra fue grandemente
bendecida. Algunos que se habían extraviado estaban fuera de la
iglesia, y no existía espíritu de trabajo para ayudarlos. De hecho, la
posición fría, erguida, dura e insensible de algunos miembros de la
iglesia estaba calculada para impedir su regreso, si ellos decidían
hacerlo. El tema conmovió los corazones de todos, y todos manifes-
taron un deseo de hacer lo recto. El primer día hablamos tres veces
en Allegan a buenas congregaciones.
Teníamos luego una cita para encontrarnos con la Iglesia de
Battle Creek el 9, pero creíamos que nuestro trabajo en Monterey
apenas había comenzado, y por lo tanto decidimos regresar a Mon-
terey y trabajar con la iglesia otra semana. La buena obra progresó,
más allá de nuestras expectativas. La casa estaba llena, y nunca
antes presenciamos un espíritu tal en Monterey en tan poco tiempo.
El primer día cincuenta avanzaron al frente pidiendo que se orara
por ellos. Los hermanos estaban muy preocupados por las ovejas
perdidas, y confesando su frialdad e indiferencia decidieron hacer
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lo que debían. Catorce fueron bautizados. La obra progresó con
solemnidad, con confesiones y muchas lágrimas. Esto puso fin al
trabajo arduo del año de la conferencia.
Sesión de la Asociación General de mayo de 1868
La reunión de la Asociación General fue una oportunidad del más
profundo interés. Las labores de mi esposo fueron grandes durante
sus numerosas sesiones. Durante la conferencia se nos manifestó
simpatía, tierno cuidado y benevolencia.
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