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Capítulo 34—Planes más amplios
Mientras estaba en California, en el año 1874, tuve un sueño
impresionante, en el cual se me presentó la prensa como instrumento
en la obra de proclamar el mensaje del tercer ángel al mundo.
Soñé que varios de los hermanos en California se hallaban en
concilio, considerando el mejor plan de trabajar durante la próxima
estación. Algunos creían que era sabio rehuir las grandes ciudades,
y trabajar en los lugares pequeños. Mi esposo estaba urgiendo con
todo fervor a que se hicieran planes más amplios, y se realizaran
esfuerzos más extendidos, lo cual estaría en más consonancia con el
carácter de nuestro mensaje.
Entonces un joven a quien yo había visto con frecuencia en mis
sueños llegó al concilio. Escuchó con profundo interés las palabras
que se hablaban, y entonces, hablando en forma deliberada, con
autorizada confianza, dijo:
“Las ciudades y los pueblos constituyen una parte de la viña del
Señor. Deben escuchar el mensaje de advertencia. El enemigo de la
verdad está haciendo esfuerzos desesperados para apartar al pueblo
de la verdad de Dios a fin de que vaya en procura de falsedades...
Habéis de sembrar junto a todas las aguas.
“Puede ser que no veáis de inmediato el resultado de vuestra
labor, pero esto no debe desanimaros. Tomad a Cristo como vues-
tro ejemplo. El tenía muchos oyentes, pero pocos lo seguían. Noé
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predicó durante ciento veinte años al pueblo antes del diluvio; sin
embargo, de las multitudes de la tierra de ese tiempo, solamente
ocho se salvaron”.
El mensajero continuó: “Estáis concibiendo ideas demasiado
limitadas de la obra para este tiempo. Estáis tratando de planear la
obra como para poder abarcarla con vuestros brazos. Debéis tener
una visión más amplia. Vuestra luz no debe ser colocada debajo
de un almud o debajo de la cama, sino en el candelero, para que
alumbre a todos los que están en casa. Vuestra casa es el mundo...
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