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Notas biográficas de Elena G. de White
sido probados; y muchos otros hay a quienes Dios está probando
actualmente.
Después que Dios nos hubo probado en el horno de aflicción,
él levantó a mi esposo y le dio mayor claridad de mente y poder de
intelecto para planear y ejecutar que los que había tenido antes de su
aflicción. Cuando mi esposo sentía su propia debilidad y avanzaba
en el temor de Dios, el Señor era su fortaleza. Pronto en la palabra
y en la acción, él ha impulsado las reformas en momentos en que,
de no hacerlo, el pueblo habría languidecido. El ha hecho donativos
muy generosos, temiendo que sus medios resultaran una trampa para
él.
Un llamamiento a los que llevan cargas
En tanto que Dios nos ha dado una obra que hacer para presen-
tar nuestro testimonio al pueblo por la pluma y de viva voz, otros
deben disponerse a llevar cargas en relación con la causa. No deben
desanimarse, sino que deben tratar de aprender mediante cada apa-
rente fracaso cómo hacer un éxito del próximo esfuerzo. Y si están
relacionados con la Fuente, seguramente tendrán éxito.
Dios está colocando cargas sobre hombros de menos experiencia.
El los está capacitando para llevar cargas, para aventurarse en la obra
y para correr riesgos.
Todos los que ocupan puestos de responsabilidad deben darse
cuenta de que primero deben tener un poder con Dios, a fin de que
puedan tener poder con los hombres. Los que idean y ejecutan planes
para nuestras instituciones deben relacionarse con el cielo si quieren
tener sabiduría, previsión, discernimiento y aguda percepción. El
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Señor muchas veces es dejado completamente fuera de la cuenta
cuando en realidad todo depende de su bendición. Dios escucha los
llamados de sus obreros abnegados que trabajan para hacer progresar
su causa y hasta ha condescendido en hablar cara a cara con débiles
mortales.
Las estrechas relaciones que Moisés tuvo con Dios, y la gloriosa
manifestación que le fue dada, hizo que su rostro brillara en forma
tan resplandeciente con el lustre celestial que el pueblo de Israel no
podía mirarlo en la cara. Parecía un ángel brillante del cielo. Esta
experiencia personal del conocimiento de Dios era de más valor para