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El terremoto de San Francisco
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Ningún material puede ser usado en la erección de edificios que
los preserve de la destrucción cuando llegue el tiempo señalado por
Dios para mandar retribución a los hombres por su insolencia y el
descuido de su ley”
[454]
Llamados al arrepentimiento
La misericordia de Dios al salvar la vida de muchos durante la
terrible calamidad ocurrida en San Francisco y las ciudades cercanas,
fue señalada por la Sra. White como un poderoso llamamiento a
todas las clases a reconocer la supremacía del gobierno de Jehová y
el carácter obligatorio de su ley. Ella instó a que se hicieran esfuerzos
evangelísticos en las ciudades de la Bahía, para que la gente tuviera
todas las oportunidades posibles de informarse acerca del significado
de los juicios que vendrán sobre los habitantes de la tierra.
En consecuencia, durante muchos meses después del terremoto,
se realizaron esfuerzos especiales continuados para proclamar el
mensaje del tercer ángel en San Francisco, en Oakland y en otras
ciudades de la Bahía. La Sra. White hizo lo que pudo para animar a
los obreros estacionados en otros lugares, y realizó varias visitas ella
misma a los grupos de obreros activamente empeñados en enseñar a
la gente. Cuando se encontraba con los que estaban familiarizados
con las verdades de la Palabra de Dios, ella los instaba aprestar
ayuda voluntaria a los esfuerzos de los obreros. Al mismo tiempo
escribió también acerca de la obra más amplia que ha de hacerse en
todos los países.
“El mundo está lleno de transgresión—declaró ella—. Un espí-
ritu de ilegalidad prevalece en todos los países, y se hace especial-
mente manifiesto en las grandes ciudades. El pecado y el crimen que
se ven en nuestras ciudades es alarmante. Dios no puede soportar
esto por mucho más tiempo. Ya sus juicios están empezando a caer
sobre algunos lugares, y pronto su señalado desagrado se sentirá en
otros lugares.
“Habrá una serie de acontecimientos que revelarán que Dios
gobierna la situación. La verdad será proclamada en lenguaje claro
[455]
e inequívoco. Como pueblo debemos preparar el camino del Señor
bajo la dirección poderosa del Espíritu Santo. El Evangelio ha de
Mencionado en la
The Review and Herald, 26 de abril de 1906
.